El cáncer colorrectal se mantiene como uno de los tipos más
frecuentes a nivel mundial, con una estimación de 154.000 nuevos diagnósticos
en 2025, situándose entre los cánceres más comunes tanto en hombres como en
mujeres.
Aunque la genética y la edad desempeñan un papel relevante
en el desarrollo de esta enfermedad, la evidencia señala que la inflamación
crónica, frecuentemente favorecida por malos hábitos de vida como la
inactividad física, una dieta pobre, el consumo de alcohol y el tabaquismo, es
“uno de los principales contribuyentes” que alimentan dicho riesgo.
Nutricionistas y expertos en nutrición coinciden en que
priorizar el consumo de alimentos antiinflamatorios y limitar los productos
proinflamatorios —como la carne roja procesada— resulta clave para reducir el
riesgo de cáncer colorrectal.
Porotos, lentejas y soja encabezan la lista por su “rico
contenido en fibra”, fundamental para prevenir el estreñimiento y promover
bacterias positivas en el colon. Las nueces ofrecen una potente combinación de fibra,
grasas insaturadas, magnesio, zinc y fitoquímicos que reducen la inflamación.
Las sardinas y otros pescados enlatados demostraron ser igual
de efectivos que el pescado fresco en la prevención. Espinaca y acelga son
fuentes de fibra y antioxidantes que, según la nutricionista Madison Reeder,
“ayudan a combatir la inflamación y a fortalecer el revestimiento intestinal”.