En el contexto del auge de las hierbas naturales en la dieta
cotidiana, muchas plantas autóctonas que antes eran utilizadas solo en la
medicina tradicional están cobrando relevancia por sus propiedades medicinales.
Una de ellas es la cola de quirquincho (Phlegmariurus
saururus), una planta perenne originaria de los Andes, que se ha destacado
recientemente por sus beneficios afrodisíacos y neuroprotectores.
Aunque su uso se remonta a siglos de historia en las
comunidades andinas, hoy en día se la conoce como “la hierba del amor” y está
siendo objeto de estudios científicos que validan sus efectos.
La cola de quirquincho se encuentra principalmente en las
regiones montañosas de Chile, Bolivia, Perú y Argentina, específicamente en
áreas como sierras y matorrales rocosos.
Según la Administración de Parques Nacionales de Argentina,
esta planta crece a alturas considerables, en lugares rocosos y de difícil
acceso, especialmente en las partes altas de las montañas.
Su tamaño varía entre los 5 a 30 centímetros de altura y
posee tallos erectos y cilíndricos que emergen de un rizoma subterráneo.
Uno de los aspectos más conocidos de la cola de quirquincho
es su uso como afrodisíaco natural. De hecho, se la ha apodado la “hierba del
amor” debido a su reputación como vigorizante sexual.
La planta se utiliza para aumentar el deseo y la potencia
sexual. Esta propiedad se debe a la presencia de alcaloides, que tienen un
efecto estimulante sobre el sistema nervioso central, actuando de manera
similar a otros compuestos conocidos como el viagra.
Este efecto afrodisíaco ha sido respaldado por
investigaciones científicas. Según estudios realizados por el Instituto de
Investigaciones Biológicas y Tecnológicas de la UNC (Universidad Nacional de
Córdoba), se ha comprobado que la cola de quirquincho aumenta la excitación y
el rendimiento sexual en animales de laboratorio, como ratas macho.