Según EatingWell, la manzana ha sido tradicionalmente
sinónimo de salud, famosa tanto por su versatilidad como por su aporte
nutricional. Se estima que una manzana mediana (200 g) ofrece aproximadamente 4
gramos de fibra, una cifra relevante pero superada por otras frutas.
Este contenido deriva tanto de su pulpa como de su piel, lo
cual refuerza la importancia de consumir la fruta entera para aprovechar sus
propiedades al máximo. Aunque su fibra contribuye en la protección del sistema
cardiovascular, la regulación del peso y el apoyo a la función cerebral,
quienes busquen elevar aún más su consumo de fibra pueden explorar otras
opciones igualmente sabrosas y accesibles.
Las frambuesas se destacan tanto por su sabor intenso como
por su alto aporte de fibra, ya que una taza (150 g) proporciona
aproximadamente 10 gramos. Esta cantidad representa cerca de un tercio del
valor diario recomendado. Además de comerlas frescas, pueden incorporarse a
batidos y otras preparaciones.
Con una media de 5,5 gramos de fibra por fruta mediana, la
pera supera a la manzana no solo en contenido de fibra, sino también en
versatilidad culinaria. Puede disfrutarse fresca, asada o añadirse a platos
salados y dulces.
El kiwi, pese a su tamaño reducido, sorprende al aportar 5,4
gramos de fibra por taza en rodajas (180 g). De sabor refrescante y pulpa
jugosa, suele comerse al natural o como parte de ensaladas de frutas.