El paso del tiempo suele medirse en arrugas o canas, aunque,
en realidad, la verdadera transformación ocurre bajo la piel: lentamente, sin
dar señales externas evidentes, el cuerpo va perdiendo músculo. Este proceso
afecta por igual a personas activas y sedentarias, y condiciona la movilidad,
la autonomía y la calidad de vida en los años futuros.
A partir de los 30 años, el cuerpo humano inicia una pérdida
gradual de masa muscular conocida como sarcopenia. Este proceso comienza en
adultos jóvenes y se intensifica con el tiempo, reduciendo fuerza, movilidad y
calidad de vida.
En este contexto, la leucina, un aminoácido esencial, se
transforma en un aliado central cuando se integra en un plan que combine
alimentación adecuada y ejercicio regular, según Harvard Health Publishing.
Algunas combinaciones de alimentos permiten alcanzar con
facilidad las recomendaciones diarias, como por caso dos pechugas medianas de
pollo, cinco huevos enteros, tres vasos de leche, o bien carnes rojas y
pescados.