Durante décadas, la percepción sobre las grasas alimentarias
estuvo marcada por la desinformación y las modas restrictivas.
Sin embargo, los enfoques actuales reconocen que las grasas
cumplen funciones esenciales en el organismo y pueden incorporarse de manera
consciente y equilibrada.
Nutricionistas y expertos han remarcado la importancia de
distinguir entre diferentes tipos de grasas y han rehabilitado alimentos que,
aunque durante años fueron considerados “malos”, pueden y deben formar parte de
una dieta saludable.
El cambio en la visión nutricional, ciertas grasas
tradicionalmente consideradas “malas” han sido revalorizadas y ahora la ciencia
las respalda como parte de una alimentación completa.
En la lista se incluyen huevos enteros, productos lácteos
enteros, manteca y el aceite de coco.