Al igual que nuestros
hijos, los cachorros atraviesan distintas etapas de desarrollo hasta alcanzar
la madurez. En ese sentido, si los niños no obedecen o provocan desorden,
estamos conscientes de que este comportamiento es "natural para su
edad" y sabemos que evolucionarán a medida que crezcan. En el caso de los
perros, el problema es que nadie nos ha enseñado cuáles son sus etapas de
desarrollo y qué debemos hacer como tutores para ayudarlos a crecer sanos y
capaces de sociabilizar de manera saludable con otros animales y personas.
Un estudio que solicitó SUBDERE a la Escuela de Medicina
Veterinaria de la Universidad Católica, sobre tenencia responsable, dice que el 92,1% de los vecinos que tiene animales
de compañía (perros o gatos) considera que estos son parte importante de su
familia y le generan felicidad. Sin embargo, esto se mantiene hasta que
surgen las conductas inapropiadas del animal que causan la ruptura del vínculo.
Problemas de
comportamiento
Un problema de comportamiento es "cualquier conducta(s)
que presente un animal doméstico que pueda causar lesión o enfermedad en el
animal que la manifiesta o en otros y/o que resulte peligrosa o molesta para el
tutor". Pueden variar desde conductas normales para la especie (morder
objetos en un cachorro, marcar las uñas en un gato) hasta patológicas. Pero
estos problemas no sólo afectan el bienestar de los animales, sino que el de
todo el sistema familiar, por lo que es necesario comprenderlos y abordarlos de
forma oportuna.
La genética, la experiencia y el ambiente son los factores
que afectan la conducta de nuestros animales y, en su conjunto, producen
transformaciones a nivel del comportamiento e incluso en la fisiología de los
animales. La experiencia incorpora las
vivencias tempranas del cachorro, desde su nacimiento, y también las prácticas
de sociabilización. No es lo mismo un animal que socializó adecuadamente frente
a otro que estuvo encerrado en una jaula o en una cueva. El entrenamiento que
recibe el animal también dice mucho de su conducta futura.
En relación con el ambiente, hay varios factores que pueden
intervenir en el comportamiento. El
estrés prenatal de la madre puede afectar el desarrollo cerebral de la cría,
así como la falta de motivación temprana impide que los cachorros respondan a
los estímulos. De igual forma, la procedencia, la separación anticipada de la
progenitora y estilos de apego con ésta y con su familia humana, son elementos
para considerar. Todo esto determinará
finalmente si los cachorros serán capaces o no de gestionar bien los estímulos
del ambiente, tolerar la frustración y aprender. En cuanto a la genética,
hay conductas (algunos trastornos de agresión, ansiedad, fobia, trastorno
compulsivo) y ciertos tipos de depresión en los animales que están determinados
por ella.
Períodos sensibles en
el desarrollo
Cuando hablamos de los cambios en el comportamiento del
perro durante toda su vida, hay fases críticas que se deben considerar, pues
son las que realmente determinan su futuro en términos conductuales: Prenatal (concepción al nacimiento),
neonatal (nacimiento hasta semana 2), transición (semanas 2-3), socialización
(semanas 3-12) y juvenil (semana 12 hasta madurez sexual).
La socialización es
la más importante por la extensión, la cantidad de aprendizajes y de
cambios que experimenta el cachorro. En esta etapa, su conducta exploratoria está al máximo (muerde todo a su paso);
el juego está muy desarrollado y está aprendiendo las conductas que son propias
de su especie y de la nuestra. "Si la socialización es deficitaria, hay
una alta probabilidad de que genere problemas conductuales, en el corto y
mediano plazo. Una mala socialización es un factor de riesgo para la
presentación de patologías del comportamiento futuro", indica la Dra.
Reyes.
Fases de la
socialización
Esta se divide en dos
fases: primaria (entre 3 y 8 semanas), donde el cachorro aprende a comunicarse
con sus pares, y secundaria (entre 8 y 12 semanas), en que aprende el
lenguaje corporal de otras especies. En esta última hay aprendizajes que son
críticos para el desarrollo conductual del perro, tales como la adquisición del
autocontrol (mediante el juego aprende el control de la mordida y a
autorregularse emocionalmente); la comunicación (aprende de la madre las
costumbres propias de la especie y si fue separado tempranamente, el cachorro
sencillamente no aprende) y el desapego (empieza a romper el vínculo filial
materno y el cachorro comienza a
apegarse a su grupo social que, en muchos casos, es su familia humana).