Todos los gatos vomitan alguna vez, pero si estos vómitos se
producen muy a menudo pueden indicar que hay alguna causa importante y debemos
acudir cuanto antes al veterinario. Algunas causas habituales son los
empachos, las intolerancias a ciertos alimentos o la ingesta de alimentos de
baja calidad, así como las bolas de pelo, la inflamación del páncreas, procesos
víricos o parasitarios, envenenamientos y problemas de tiroides o de riñón.
Los parásitos intestinales en gatos son un problema
frecuente, que puede alcanzar un 45% de afectación en ciertas circunstancias. Pueden ser gusanos o bien organismos
microscópicos. En general, los síntomas son bastante genéricos, como pelaje
mate, diarrea, heces con moco o sangre, falta de apetito, palidez de mucosas o
vientre hinchado y, a menudo, también vómito. El vómito, que puede fácilmente
comportar deshidratación, sobre todo si tiene lugar junto a diarrea, puede
debilitar al gato y hacerlo más vulnerable a otras infecciones.
Si el gato ha
vomitado de forma aislada y puntual, basta con dejarlo en ayunas durante un día
completo, dejándole siempre el agua para que beba cuanto quiera. Después, será
suficiente con una dieta blanda unos días hasta que el estómago se recupere. En
cambio, si el vómito es repetido y va acompañado de los demás síntomas
mencionados, es importante llevar a la mascota al veterinario y asegurar una
pauta correcta de desparasitación periódica y con los productos y dosis indicados
por el veterinario.