Al usarla se
disminuye el riesgo de atropellamiento, extravío, muerte, agresiones a personas
y animales, así como problemas legales. También sirve como canal de
comunicación entre tutor y animal de compañía.
Dejar a una mascota sin correa al aire libre puede afectar a la vida silvestre porque
podrían perturbar a otras especies sin que sus tutores se den cuenta.
Un perro sin correa, por ejemplo, podría escarbar sobre
nidos de aves que ponen sus huevos a ras de suelo. Aunque no ataque ni pretenda
consumir a estos animales, es posible
que otros depredadores se percaten del alboroto y detecten los nidos que de
otra manera pasarían desapercibidos, explica en una publicación en "The
Conversation".
Con respecto a los gatos, si bien es poco común que salgan a
pasear con correa, cuando lo hagan es aconsejable que porten un collar con cascabel u algún otro artículo
que haga ruido para que alerte a sus presas potenciales sobre su presencia.
En la Capital es obligatorio que toda persona encargada de
un animal de compañía le coloque una correa al transitar juntos en la vía
pública, en algunos países no hacerlo constituye una infracción contra
la seguridad ciudadana, apunta la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de
México.
Las correas más favorables son las fijas y/o retráctiles, mientras que
usar una cadena es desfavorable.
Los perros pequeños
no requieren grandes y pesadas correas, pero los grandes sí necesitan que sean
más pesadas para controlarlos, pues son más proclives a jalar a su tutor,
señala el American Kennel Club (AKC).
Si pasean cuando hay poca luz, AKC aconseja considerar correas con telas reflejantes.