Son partículas 30 veces más pequeñas que el cabello de una
persona. Pueden tener un diámetro de 2.5 micrómetros o menos. Por eso, se
llaman “material particulado 2,5″ (PM2,5) y se clasifican entre los
contaminantes más letales que puede haber en el aire.
Provienen de las emisiones del funcionamiento de
automóviles, camiones, fábricas, quema de madera y otras actividades. Si las
personas se exponen al aire contaminado con las partículas PM2,5, aumentan los
riesgos de tener diferentes enfermedades.
Porque esas partículas pueden penetrar profundamente en los
pulmones y provocar empeoramiento del asma, infartos, ataques cerebrovasculares
y muertes prematuras. Sin embargo, aún no existe un monitoreo global de este
contaminante.
Al tener en cuenta los efectos del material particulado en
la salud, la Comisión “Nuestro Aire en Común”, que está copresidida por Helen
Clark, ex Primera Ministra de Nueva Zelanda, y la doctora Soumya Swaminathan,
ex jefa científica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acaba de
publicar un reporte en el que se explica qué se sabe hoy sobre el contaminante.
Como integrantes de la comisión, también se encuentran María
Fernanda Espinosa, que fue canciller de Ecuador y ahora es directora ejecutiva
de GW Voices, Isabella Teixeira, ex ministra de ambiente en Brasil, y la médica
española María Neira, que es directora del departamento de determinantes
sociales, ambiente y salud pública de OMS.
Con respecto a las partículas PM2,5, la Comisión informó que
“se trata del tipo de contaminación atmosférica más perjudicial: respirarla
durante unas pocas horas o días es nocivo, y la exposición durante meses o años
es especialmente peligrosa”.