Se han realizado pruebas de actividad del cerebro con
receptores de ondas cerebrales de los perros
mientras duermen (parches completamente indoloros) y se ha observado que
los patrones de sueño son muy similares
a los de los humanos, puesto que los gráficos que se obtienen son casi
idénticos.
También se ha descubierto que, igual que en los humanos, pueden soñar cosas que les gustan o bien
tener pesadillas, aunque es importante tener presente que estas últimas
serán especialmente difíciles de abordar en el caso de perros adoptados y cuya
historia previa no sepamos, ya que tendrán fobias o miedos que desconocemos.
Aun así, existen rasgos, por descontado, que varían entre
humanos y perros respecto a los ciclos de sueño y vigilia: los perros despiertan continuamente durante el descanso (duermen 5 a 20 minutos y se mantienen
despiertos otros cinco minutos) por el hábito heredado de su ancestro, el
lobo, es decir, van alternando sueño y vigilia; es una conducta adaptada a la
necesidad de cazar en la naturaleza, igual que el agudo sentido del oído y el
nivel de alerta constante.
Según dicho estudio, los perros sueñan más de cachorros, aunque son sueños de menor duración porque
en esta etapa de su vida están captando gran cantidad de estímulos nuevos,
mientras que los perros adultos tienen
sueños más largos pero con un sueño más superficial. Por eso es importante
no despertar a los cachorros cuando están profundamente dormidos, puesto que
podrían asustarse mucho. De hecho, lo que van aprendiendo en su día a día se
consolida durante las horas en las que duermen.
También se sabe que el
tamaño de la raza influye en la frecuencia con la que sueñan los perros.
Así, los perros de tipo toy pueden soñar varias veces en una hora, mientras que
los de tipo mediano o grande solo lo hacen una vez cada dos horas,
aproximadamente.
Con el fin de mejorar el descanso de nuestro perro y lograr
que su actividad, tanto física como mental, sea óptima, es importante
proporcionarle un lugar adecuado para dormir, y, sobre todo, dejar que sea él
quien regule los momentos y duración del sueño, sin despertarle. Y en caso de
que sufra insomnio, deberemos averiguar si hay algún problema físico o alguna
causa de estrés que le impida descansar de forma apropiada. Es importante evitar fuentes de ansiedad,
enfermedad o un ambiente inadecuado, como el calor o frío excesivo, las
corrientes de aire, etc. Si todo ello está garantizado y nuestra mascota sigue
sin poder dormir, es fundamental
llevarle al veterinario y pedir consejo.