En la vida profesional moderna, donde la productividad suele
imponerse sobre el bienestar, un estudio conjunto entre las universidades de
Stanford y Harvard advierte que el estrés generado por condiciones laborales
adversas no solo afecta el estado emocional de las personas, sino que puede
tener efectos devastadores sobre la salud física, incluyendo una reducción
significativa en la esperanza de vida.
La investigación, publicada en la revista Behavioral Science
& Policy, estuvo liderada por el Dr. Jeffrey Pfeffer (Universidad de
Stanford) y el Dr. Joel Goh (Universidad de Harvard), y analizó los resultados
de 228 estudios previos centrados en las condiciones laborales y su impacto en
la salud de los trabajadores.
Los hallazgos no solo confirman una fuerte relación entre el
ambiente laboral y el deterioro físico, sino que también ponen en cuestión los
modelos organizacionales que priorizan la exigencia por encima del cuidado
humano.
El análisis identificó una serie de factores que actúan como
detonadores del estrés crónico en el entorno de trabajo. Entre ellos, tres
resultaron especialmente perjudiciales: las largas jornadas laborales, la falta
de control sobre las tareas y decisiones, y la inseguridad laboral. Estas
condiciones no solo deterioran la salud mental, sino que, según los
investigadores, también tienen consecuencias fisiológicas medibles.