La salud bucal representa un pilar esencial del bienestar
general. Su impacto se extiende más allá de lo estético, ya que está
estrechamente relacionada con la salud cardiovascular, digestiva, inmunológica
y metabólica.
En este contexto, la elección de la pasta dental más adecuada
adquiere un rol central, tanto en la prevención de enfermedades como en el
mantenimiento de una higiene oral efectiva. La selección del dentífrico debe
estar basada en las condiciones específicas de salud bucal de cada persona.
Algunas recomendaciones generales incluyen:
- Para quienes presentan caries recurrentes o antecedentes
familiares, se recomienda el uso de pastas fluoradas (con al menos 1.000 ppm de
flúor).
- En pacientes con ortodoncia o implantes, resultan útiles las
pastas con mayor capacidad de control de placa.
-En casos de encías inflamadas, puede indicarse una pasta con
clorhexidina, siempre bajo supervisión profesional.
-Las personas con sensibilidad dental deberían optar por
productos desensibilizantes.
-Los dentífricos blanqueadores pueden ser útiles para
eliminar manchas, aunque deben usarse con precaución en presencia de esmalte
debilitado.
En niños, organismos como la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) recomiendan ajustar la
concentración de flúor en función de la edad: 1.000 ppm para menores de 6 años
y 1.450 ppm a partir de esa edad, siempre con supervisión adulta.