La convivencia
temprana entre bebés y perros puede reportar numerosos beneficios. Diversos
estudios respaldan que los niños que crecen en hogares con mascotas tienen menor riesgo de desarrollar alergias y
presentan un sistema inmunológico más fortalecido. Además, la interacción
con perros fomenta valores como la
empatía, la responsabilidad y el respeto por los seres vivos.
Sin embargo, los expertos advierten que estos beneficios
sólo se alcanzan si la relación entre el
perro y el bebé se construye de forma segura y supervisada. Ante cualquier
cambio en la actitud del perro, recomiendan consultar inmediatamente a un
veterinario o a un adiestrador canino.
Una vez establecido el primer contacto, es importante que el perro siga recibiendo atención y cariño de sus
dueños. Los expertos insisten en que reservar momentos exclusivos para
interactuar con la mascota evita que esta asocie la presencia del bebé con una
disminución del afecto recibido.
Por otra parte, la
supervisión constante de las interacciones entre el perro y el bebé es
obligatoria. Los especialistas recomiendan limitar el contacto directo y
nunca dejar al bebé solo con el animal, al menos durante los primeros años de
vida del pequeño.