Desde la antigüedad, los frutos secos han sido valorados por sus propiedades nutricionales y su capacidad para proporcionar energía. Entre ellos, las nueces destacan por su perfil único de grasas saludables, antioxidantes y micronutrientes esenciales.
Su composición las convierte en un
alimento clave dentro de una dieta equilibrada, con beneficios que van más allá
de la simple nutrición, influyendo en la salud del corazón, el cerebro y el
bienestar general.
Las nueces son una fuente concentrada de nutrientes
esenciales que favorecen la salud general del organismo. Su contenido en ácidos
grasos poliinsaturados, en particular el ácido alfa-linolénico (ALA), las
convierte en el único fruto seco con cantidades significativas de este tipo de
omega-3, fundamental para reducir la inflamación y mantener la salud
cardiovascular.
Además, poseen un alto contenido de fibra dietética, lo que
contribuye a una mejor digestión, prolonga la sensación de saciedad y ayuda a
regular los niveles de azúcar en sangre. También son una buena fuente de
proteínas vegetales, necesarias para el mantenimiento y la reparación de los
tejidos.
Su aporte de magnesio es clave para la función muscular y
nerviosa, además de participar en la regulación de la presión arterial.
Por último, las nueces destacan por su riqueza en
antioxidantes, en particular los polifenoles, que ayudan a combatir el estrés
oxidativo, reduciendo el daño celular y favoreciendo la prevención del
envejecimiento y de enfermedades crónicas.