Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal
causa de muerte a nivel mundial y el tabaquismo es un factor de riesgo
modificable y prevenible. El tabaco contiene más de 7.000 químicos, entre ellos
el alquitrán, que pueden dañar los vasos sanguíneos que irrigan el corazón.
La nicotina, una toxina altamente adictiva presente en el
tabaco, está vinculada con aumentos peligrosos en la frecuencia cardíaca y la
presión arterial. Además, fumar libera gases venenosos como el monóxido de
carbono, lo que reduce aún más el suministro de oxígeno en el cuerpo.
La OMS indica que el 22,3 % de la población mundial consume
tabaco y en relación con los riesgos asociados, aclara que el consumo de tabaco
“es perjudicial en todas sus modalidades y no existe un nivel seguro de
exposición al tabaco. Fumar cigarrillos es la forma más extendida de consumir
tabaco en todo el mundo”.
Se estima que el cigarrillo causa más de 8 millones de
muertes en todo el mundo cada año, y según señalaron los autores del estudio,
“entre los adultos de 30 a 44 años que murieron por cardiopatía isquémica, el
38% de las muertes son atribuidas al tabaquismo”.
La investigación realizada por investigadores surcoreanos y
publicado en JAMA reveló que los ex fumadores empedernidos, definidos como
aquellos con un historial de consumo superior a 8 paquetes-año, necesitan más
de 25 años para que su riesgo de enfermedad cardiovascular se equipare al de
quienes nunca han fumado.