¿Corremos, saltamos, subimos y bajamos, y nuestra mascota nos sigue sin dudarlo. Nosotros, a consecuencia del calor y el esfuerzo, sudamos, ¡y mucho! Pero nuestro fiel amigo, con esos grandes ojos nos mira y sólo saca la lengua jadeando. ¿Los perros sudan? ¿Qué hace él con el calor que genera su cuerpo? ¿Cómo consigue aguantar la temperatura del verano?
El mecanismo de
refrigeración del perro es diferente al del ser humano, y además de ser más
complejo, es menos eficiente. No dispone de glándulas sudoríparas
repartidas por todo su cuerpo, ya que, si así fuese, el sudor se le expandiría
por el pelaje, mojándolo, y perdería la capacidad de refrigerar su cuerpo. La temperatura corporal de un perro puede
oscilar entre 38º y 39ºC. Cuando el
can sufre un exceso de calor corporal, su organismo intenta liberar calor a
través de las almohadillas de sus patas, a través de la piel de la trufa (nariz)
o por la boca, mediante el jadeo. Incluso la cara y las orejas también
ayudan a refrigerar, principalmente su cerebro.
La mayoría de las glándulas sudoríparas del perro se localizan en las almohadillas de sus patas, de ahí que en situaciones calurosas deje el rastro de sus huellas en el suelo. Esa es su transpiración. Pero no siendo esto suficiente, el cuerpo del animal funciona como un refrigerador y envía sangre caliente a la lengua que elimina el exceso de calor en forma de humedad que se evapora. Es la combinación de esta humedad evaporada en la lengua con una respiración jadeante intensa - que expulsa el aire caliente de los pulmones a través de la boca lo que constituye el mecanismo termorregulador más importante en los perros.