
Las hemorroides afectan a millones de personas en todo el
mundo, pero persiste un notable desconocimiento sobre sus síntomas y
tratamientos, incluso entre quienes las padecen.
Datos recogidos por Prevention señalan que aproximadamente
la mitad de los adultos mayores de 50 años experimentan este problema en algún
momento de su vida, lo que refleja la importancia de reconocer sus señales y
conocer las opciones de manejo disponibles.
Aunque el tema puede resultar incómodo, identificar sus
manifestaciones y saber cuándo buscar ayuda médica puede mejorar la calidad de
vida.
Entre los factores de riesgo figuran el esfuerzo al defecar,
permanecer sentado en el inodoro durante períodos prolongados, el estreñimiento
crónico o la diarrea, una dieta baja en fibra, el debilitamiento de los tejidos
de soporte vinculado al envejecimiento, el embarazo y la carga frecuente de
objetos pesados. Todos estos factores pueden aumentar la presión en la zona
anal y propiciar la inflamación de las venas.
Los síntomas difieren según el tipo de hemorroide. En las hemorroides externas, los signos habituales son picazón anal, bultos duros y dolor al sentarse. Las hemorroides internas tienden a manifestarse mediante sangrado rectal, observable como sangre roja brillante en las heces, el papel higiénico o el inodoro tras la evacuación. Puede producirse, además, prolapso: una hemorroide puede sobresalir por el ano.