

El ronroneo tiene
un efecto tranquilizador en las
personas pero también en el gato en sí mismo, puesto que reduce el dolor, les
tranquiliza y les ayuda a mantener el control. Este efecto tranquilizador y de
generación de bienestar se logra a través de la serotonina, que es un neurotransmisor que se libera como mecanismo
natural para controlar el dolor o regular el estado de ánimo.
De hecho, tener a
un gato ronroneando en contacto o acariciarlo no solo da felicidad y genera
relajación, sino que puede reducir la
presión arterial, reducir los síntomas del estrés y regular posibles
trastornos del sueño humano.
Aunque el
ronroneo de un gato se produce en situaciones muy variadas, la razón es siempre
la misma: fomentar y lograr que el gato se relaje y se sienta bien. Pero el
ronroneo, según estudios recientes, también tiene beneficios en caso de lesiones, enfermedades o, simplemente, dolor.
El ronroneo
felino indica, la mayoría de las veces, que el gato está contento y relajado.
Aun así, los gatos también ronronean cuando nos piden algo, como por ejemplo, comida, aunque será un ronroneo
distinto, que suena diferente.
Por otra parte,
los gatos también ronronean en situaciones sorprendentes, como durante el
parto, o en el caso de las crías, cuando maman, para hacer saber a la madre que
están bien.
En otras
ocasiones, para nada relacionadas con el bienestar o la alegría de los gatos,
también ronronean si están heridos,
enfermos, en apuros o necesitan ser desparasitados. Y también pueden
hacerlo en caso de tensión o enfrentamiento, como mensaje pacifista.
Así pues, el
ronroneo es una forma de comunicación
que les permite reforzar el vínculo con el propietario, expresar bienestar,
transmitir intenciones pacifistas, relajar a quienes le rodean, decir que se
sienten bien, expresar que lo que está ocurriendo les gusta, interaccionar con
la propia especie o indicar agradecimiento.