
Toda persona que tenga o haya tenido un gato sabe que no todos son fanáticos de los mimos. El problema está
en que muchos no aceptan cuando el felino
está incómodo y no quiere que lo toquen.
Si bien puede parecer una escena tierna acariciar a un gato
callejero que huye o a su propio felino, la psicología tiene otro punto de vista acerca de este tipo de
comportamiento.
Según los expertos, detrás de la insistencia en acariciar a tu gato cuando está incómodo y no
quiere, puede haber comportamientos psicológicos
más profundos.
La revista estadounidense Psychology Today asegura: "La
forma en la que tocamos a los gatos,
sobre todo si lo hacemos incluso cuando ellos no quieren, puede reflejar la necesidad de controlar el entorno o de
recibir validación emocional".
Puede que esta interpretación no sea del agrado de quien se
sienta representado con ella, pero es de ayuda para comenzar a plantearse la forma en que gestionamos el
afecto, los límites y su propia vulnerabilidad.
Cuáles son los beneficios de acariciar un gato
Acariciar a un gato
tiene múltiples beneficios para la ciencia, como liberar endorfinas,
reducir la presión arterial y disminuir el estrés. Sin embargo, esto se puede
llegar a dar en situaciones en las que el gato permita que lo toquen.
Estos felinos no
piden afecto de forma directa, ni te acercan un juguete al igual que hacen los
perros, por ejemplo. Suelen comunicarlo con un ronroneo, frotándose contra las personas o solamente acurrucándose
cerca.