La frustración, definida como esa sensación incómoda que
aparece cuando los planes sufren interrupciones o bloqueos, suele verse
únicamente como una molestia cotidiana.
Sin embargo, investigaciones recientes citadas por National
Geographic y expertos de universidades internacionales revelan que esta emoción,
lejos de ser solo un impedimento, puede convertirse en una poderosa aliada para
el crecimiento personal y la resiliencia.
Su aparición en situaciones tan comunes como una fila
interminable o una conexión de internet fallida demuestra que va mucho más allá
de la simple irritación, y entender su funcionamiento abre nuevas perspectivas
sobre el bienestar emocional.
Subestimada en comparación con emociones como la ansiedad o
la depresión, la frustración actúa de forma constante en la vida diaria y,
según la psicóloga Odilia Laceulle de la Universidad de Utrecht, es la emoción
más frecuente en el entorno laboral.