La velocidad con la que comemos puede tener implicaciones
significativas para nuestra salud, a menudo ignoradas o subestimadas. Comer a
gran velocidad, especialmente cuando estamos distraídos es una práctica común
que muchos adoptan sin reflexionar sobre sus consecuencias. Sin embargo, la
ciencia está comenzando a revelar los riesgos asociados a este hábito.
De acuerdo con Sai Krishna Gudi, investigador de la
Universidad de Manitoba en Canadá, no existe un consenso claro sobre el tiempo
ideal para una comida, ya que depende del tipo de alimento que se consuma. No
obstante, entre 10 y 20 minutos se considera generalmente un intervalo adecuado
para comer. Menos de 10 minutos ya es considerada una comida rápida y más de 20
minutos un ritmo más lento y saludable.
Gudi señaló que, aunque el tiempo puede variar, es crucial
comprender que comer demasiado rápido puede tener efectos negativos para
nuestra salud.
La nutricionista Reema Pillai explicó que algunos signos son
claros cuando se come rápidamente. Estos incluyen terminar las comidas en menos
tiempo que los demás, sentirse hinchado después de comer, sentir que se ha
comido en exceso o tener hambre poco después de la comida. Estas señales
indican que el cuerpo no ha tenido suficiente tiempo para procesar la comida,
lo que puede desencadenar una serie de problemas.