En tiempos donde la hiperconectividad empuja a muchas
personas a trasnochar como norma, la ciencia responde con contundencia: sí, irse
a dormir muy tarde perjudica la salud cerebral. Dormir poco o mal —y
especialmente hacerlo fuera del horario biológico natural— se asocia con
deterioro cognitivo, riesgo elevado de demencia, envejecimiento prematuro del
cerebro, problemas emocionales y trastornos mentales.
Un estudio publicado en Nature Communications, financiado en
parte por los National Institutes of Health, concluyó que los adultos
consultados de mediana edad que dormían menos de seis horas por noche tenían un
30 % más de riesgo de ser diagnosticados con demencia en la vejez.
“Este es un estudio muy importante porque esclarece una
importante variable, la corta duración del sueño, la cual está asociada con el
desarrollo de la demencia”, explicó al medio especializado Baptist Health la doctora
Harneet Walia, directora médica de medicina del sueño en Miami Cardiac &
Vascular Institute.
Durante el sueño, el cerebro elimina proteínas tóxicas como
los amiloides, que forman placas en enfermedades como el Alzheimer. “Es como
botar la basura, ¿verdad? Hay que sacar esos materiales tóxicos”, graficó la
doctora Walia.