Vivió la locura de los 90s. Desenfreno, locura, juventud, irresponsabilidad y éxito, mucho éxito. Ese viaje terminó y empezó otro, hacia adentro de él mismo, se separó de sus compañeros de ruta de toda la vida y arrancó su propio trip de innumerables capítulos musicales. Ese recorrido lo deposita este sábado en el Teatro Don Bosco de Bahía Blanca donde viene a presentar "De la cabeza al corazón". Gustavo Cordera charló con Rubén García en FM "Me Gusta", de todo y sobre todos:
Gustavo nos cuenta porque este disco que salió recientemente es el último de su carrera: "Dije NO más canciones, en realidad a lo mejor sigo haciendo canciones todos los días, lo que no hago es más discos con la industria, se me fue las ganas de seguir en el mundo a la industria porque la industria también está colapsando".
"En mi casa de chico se escuchaba tango desde la mañana, los Beatles, los WaWancó, Palito Ortega Sandro, los Bee Gees, eso me marcó profundamente, Alberto Cortez también, Joan Manuel Serrat, Nino Bravo, muy ecléctico, se escuchaba Roberto Carlos y artistas más de contenido social para decirlo de alguna manera, más comprometidos. De alguna manera eso me moviliza y me activa distintas partes de mi alma y de mi cuerpo. Nunca concebí la música como un género si bien los géneros musicales existen y cada lugar desarrolla una tradición yo siempre fui una persona muy de mundo, de mucho mundo; voy a Ucrania y soy ucraniano voy a Rusia y ruso, a donde sea que voy me enamoro de esa cultura, dejo que me atraviese".
"Yo hablo tango y canto tango en cada canción que escuches, aunque esté cantando un bolero, aunque esté cantando una cumbia. Esa cosa barrial me sale porque es mi lenguaje familiar, mi lenguaje de niño".
Gustavo cuando llega a un país, a una ciudad, se interesa por conocer sus costumbres, sus lugares, su rincones y la recorre: "Ahora me me cuido un poquito más, porque para mí lo más importante es el show, no me entrego de la misma manera que me entregaba antes, pero si tengo dos o tres horas físicamente en condiciones ando y me voy a donde sea, me gusta sentir los lugares desde la naturaleza, si voy a a Tucumán me voy al valle, recorro Salta y Catamarca que me gustan mucho, sentir la tierra, sentir los animales, las plantas de alguna manera. Yo cobro vida cada vez que voy a esos lugares y puedo pisar la tierra, recibir esa bendición, pero no tanta noche como antes antes había mucha noche en mi vida, ahora hay mucho más día que noche".
"Fui encontrando distintos espacios donde vibro, vibraba emoción, intensidad, locura. Cuando vivía Bersuit había mucha rebeldía, mucho enojo, mucho romper con todo y salió un arte maravilloso, hermoso porque de alguna manera fue sintomático de una sociedad en la década del 90 que nosotros plasmamos muy bien en las canciones y lo vivimos también. Pero a medida que fue pasando el tiempo también hubo un cambio de dirección muy interesante, por lo menos desde el punto de vista literario; en Bersuit veía al enemigo afuera de mí y lo denunciaba.
En mi etapa solista empecé a verme a mí adentro y me di cuenta que adentro mío estaba toda la humanidad y que eso que estaba denunciando afuera ya me pertenecía en forma de creencias, forma de prejuicios, en forma de programación, entonces tuve que empezar a escribir de una manera mucho más honesta conmigo mismo y eso me dio como posibilidad también de empezar a sanar mis heridas y mucha gente a sentirse identificada con esas canciones.
Ya empezó en "Suelto" donde yo empiezo a tener un vínculo con mi pareja con quien había vivido ya muchos años y era a la que responsabilicé siempre absolutamente de todo, de los conflictos que había en la relación hasta que empiezo a dar vuelta esa mirada y a darme cuenta, agradecer como había sido ella conmigo y hacerme cargo de eso en canciones. Esas canciones empiezan a mostrar eso a partir de ese viaje donde fue un homenaje a mi compañera y a la mujer en general, me salí de esa cosa romántica y victimizante que tienen los hombres cada vez que cantan".
"Empecé a hacer discos desde otro lugar, empecé a revelarme con el mismo colectivo al que yo le había dado vida, al que yo había alimentado durante años, esa izquierda retrógrada progresista es la que me condena después, entonces eso me sirvió, esa fuerza me sirvió para hacer "Entre las cuerdas" y poder desnudar todo eso, me dio a mí la posibilidad de estar vibrando en otros lugares mucho más honestos conmigo mismo, mucho más auténtico".
Para finalizar no podía dejar de mencionar la siempre posible vuelta o reunión con sus compañeros de Bersuit: "Es muy difícil si mis compañeros no están en la misma frecuencia, al no estar en la misma frecuencia no hay comunicación, no hay sonrisa, no hay intercambio, no hay conversación, sería posible por dinero y y cuando las cosas se hacen solamente por dinero... Yo no te digo que sea prostitución no quiero enjuiciarlo ni nada pero se pierde la magia, porque es eso, se siente todas las reuniones que han fracasado por eso, porque aunque la gente los va a ver y llenan estadios, no hay amor entre los que se juntan y es muy difícil cultivarlo cuando estás en distintas frecuencias. No hay alguien que sea malo, o sea un hijo de put* sino porque los viajes personales a veces se reúnen, yo me reúno por ejemplo con amigos de hace 20 años atrás y a veces no encuentro ningún punto en común".