Uno de los problemas que más preocupa a los dueños de gatos
es que sus mascotas no sufran estrés. Esto se debe a que un felino que se
encuentra sometido a estrés prolongado puede desarrollar comportamientos
problemáticos o enfermedades graves.
El estrés es una condición peligrosa para los gatos y puede
afectar gravemente su salud. Aunque no es común que un felino muera
directamente por estrés, este puede desencadenar problemas serios como
enfermedades cardíacas, insuficiencia renal o afecciones gastrointestinales,
que pueden volverse fatales si no se tratan a tiempo.
Los gatos son animales sensibles a los cambios en su entorno
y factores como mudanzas, la llegada de nuevas mascotas o personas, o
alteraciones en su rutina que pueden causarles un estrés considerable. Alba
Navas, Auxiliar Técnico de Veterinaria, explica que cuando un felino está
estresado su sistema inmune puede debilitarse, haciéndolo más susceptible a
infecciones y enfermedades.
Además, el estrés prolongado puede manifestarse en síntomas
físicos como pérdida de apetito, diarrea, vómitos o comportamiento errático. En
casos severos, el estrés puede agravar condiciones preexistentes o llevar a
problemas como la cistitis idiopática felina, una inflamación dolorosa de la
vejiga común en gatos estresados.
Para evitar que el estrés afecte la salud de un gato es
fundamental ofrecerle un entorno estable y predecible. Asimismo, es importante
crearle un espacio seguro, donde pueda refugiarse cuando se sienta abrumado, y
generarle una rutina para su alimentación y horas de juego.
Si, por algún motivo, se necesitaran realizar cambios en su
entorno, es importante que sean de manera gradual. Proporcionarle juguetes,
rascadores y otros elementos es beneficioso para que pueda liberar energía y
reducir la ansiedad cuando quedan solos en casa.