La disminución de estrógenos, el estrés y la genética pueden
afectar la fortaleza capilar durante la menopausia. Sin embargo, existen
medidas preventivas y asesoramiento médico que pueden mejorar la calidad de
vida.
Para muchas mujeres, la menopausia marca no solo el final de
la etapa reproductiva, sino también el inicio de transformaciones físicas y
emocionales. Entre ellas, la caída del cabello es un problema frecuente.
Según un estudio publicado en la revista Menopause, cerca de
un tercio de las mujeres experimenta adelgazamiento capilar, y la menopausia
figura entre los principales detonantes. Este cambio puede afectar la
autoestima y convertirse en un desafío adicional.
La endocrinóloga Nellie Torkamani explicó a The Australian
Women’s Weekly que “el 49% de las mujeres sufrirá pérdida de cabello a lo largo
de su vida”. Si bien en muchos casos es un fenómeno temporal, en otros puede
volverse permanente.
Los expertos subrayan que el autocuidado y la orientación
médica son herramientas fundamentales para enfrentar este proceso. Torkamani
recomienda actuar si se detectan signos fuera de lo habitual.
Algunas sugerencias incluyen mantener una dieta equilibrada,
rica en nutrientes esenciales, reducir el estrés, mediante ejercicio, descanso
o apoyo terapéutico y evitar el uso excesivo de calor y productos agresivos,
como planchas o tintes químicos.