A lo largo de los siglos, el ajedrez ha sido mucho más que
un juego: se ha consolidado como una herramienta eficaz para ejercitar la
mente. Estudios recientes destacan que su práctica regular estimula la memoria,
la concentración, la creatividad y puede contribuir a prevenir enfermedades
neurodegenerativas.
El ajedrez ha sido identificado por diversos estudios como
una actividad que fortalece y estimula múltiples funciones cognitivas. Tal como
lo indica GQ, este deporte mental “mejora la memoria, la concentración y
previene enfermedades neurodegenerativas”, constituyéndose en un verdadero
“gimnasio para el cerebro”.
El ajedrez exige a sus jugadores recordar movimientos
previos, reconocer patrones complejos y prever estrategias futuras. Según un
informe de Healthline, esta práctica mejora la memoria auditiva y el
reconocimiento visual de estructuras complejas, y permite desarrollar una
memoria robusta a corto y largo plazo. “Los ajedrecistas expertos desarrollan
una habilidad superior para recordar posiciones y combinaciones de jugadas”,
remarca el medio.
La actividad mental intensa, como la que propone el ajedrez,
ayuda a preservar la salud cerebral en edades avanzadas. Chess.com cita un
estudio de The New England Journal of Medicine que halló una menor incidencia
de demencia entre personas mayores de 75 años que se dedicaban regularmente a
actividades como el ajedrez.