Escuchar a Sébastien Chabal, leyenda del rugby, reconocer que no recuerda nada de su carrera es duro. El gigante francés se retiró a los 36 años y ahora, a los 47, confiesa que no atesora en su mente ningún título, éxito o momento de su aclamada trayectoria. Su cerebro no es capaz. No puede. Tampoco ha buscado tratamiento. "¿Para qué ir al médico? La memoria no volverá", afirma tajante.
Su relato pone el foco, de nuevo, en el peligro de los impactos en la cabeza en los deportes. Y no sólo en disciplinas en las que los impactos forman parte de su propia dinámica, como el boxeo o las artes marciales mixtas, sino también en el rugby, en la NLF o en el fútbol, en el que se han registrado 2.000 golpes en la cabeza en una carrera media de 20 años.
Un estudio de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) y de Oxford (Reino Unido), publicado en enero de este 2025 en Science Signaling, determinó, en base a modelos cerebrales, que los golpes repetidos en la cabeza pueden desencadenar que infecciones latentes, como el virus del Herpes, reaparezcan. Y estas, a su vez, pueden provocar el desarrollo de Alzheimer en algunas personas.
En agosto de 2023, otro estudio publicado en la revista 'Neurology', elaborado por investigadores de la Universidad de Nevada (Estados Unidos), analizó a 130 luchadores de boxeo y artes marciales mixtas (MMA). Todos ellos se habían retirado recientemente o incluso seguían en activo.
El objetivo de la investigación era detectar posibles marcadores biológicos para diagnosticar a tiempo la encefalopatía traumática crónica (ETC). De los 130 deportistas estudiados, 50 tenían deterioradas sus capacidades cognitivas y presentaban cambios en la estructura de su cerebro.
En octubre de 2024, un estudio del Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona detectó el incremento de golpes en la cabeza entre los futbolistas. De hecho, calcularon que en una carrera de 20 años podrían darse unos 2.000 cabezazos de media.
El riesgo de sufrir una conmoción cerebral es alto y, en consecuencia, también el de ser diagnosticado, a largo plazo, con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.