Cada 13 de octubre se celebra el Día del Psicólogo en la Argentina, en una jornada que busca valorar el trabajo
de quienes abordan la mente humana y honrar su ejercicio profesional, pero también
recordar la importancia de la disciplina para la salud mental y visualizar los
desafíos en una sociedad saturada de estímulos.
Se celebra desde 1974, cuando se reunió
la Confederación de Psicólogos de la República Argentina (COPRA) en Córdoba. Ese momento fue muy importante para reivindicar
la psicología como un campo autónomo de estudio y para ampliar su
reconocimiento institucional, ya que por entonces era relegada de las
políticas de salud. Desde ahí, el día sirve para homenajear a
quienes se dedican a la profesión, pero también para visibilizar sus
tensiones: una demanda creciente y nuevos retos frente a la
era digital.
Hay datos recientes que estiman que más del 30% de los
argentinos afirma atravesar dificultades vinculadas a la salud mental, tales como estrés, ansiedad, depresión y
trastornos del sueño, que son las más frecuentes. Esta cifra refleja
un incremento en la demanda de la atención psicológica, sobre todo después
de la pandemia del Covid, y en un contexto económico social lleno de
incertidumbre. Los especialistas advierten que el aumento no se debe a un
deterioro generalizado, sino también a una mayor conciencia social sobre la
importancia de pedir ayuda profesional.
Al respecto, el
psicólogo Juan Pablo Mollo, con amplia trayectoria en psicoanálisis,
derecho y criminología, visitó los estudios de Minga y conversó en el programa “Basados”, donde presentó su
libro “Histerias masculinas”. “La histeria tiene sus categorías y merece
respeto; no es solamente que sí o que no”, comenzó.
“La pregunta de la histeria masculina es ¿soy hombre o soy mujer? Frecuentemente acompañada por celos hacia el hombre hegemónico. Varones interesados en otros varones y en el mundo femenino, que revelan el surgimiento de nuevas virilidades”. Así el psicólogo presenta su libro en su cuenta de Instagram @juanpablo_mollo.
“Entre hombres,
también te podés vincular desde la vulnerabilidad, no solo contar los goles que
metiste en una reunión de asado. Que, además, es aburridísimo y repetitivo.
Es mejor la vulnerabilidad y hacer lazo con eso. No pasa nada, eh. Ya que
un hombre venga a hablar con otro hombre quiere decir que se abrió”,
continuó el profesional.
“Empecé a
estudiar la categoría en profundidad y después lo empecé a ver en el
consultorio. La teoría es muy importante; en la medida que vos estudiás, te
expandís y ves otras cosas, por eso es tan importante estudiar. Y lo que
puedo decir sobre la histeria masculina es que son hombres ‘más femeninos sin
ser gay’. Lo digo un poco directo para que se entienda”, mencionó Mollo.
Y agregó: “A muchas mujeres histéricas también les pasa lo mismo, que pueden tener una presentación seductora, aunque con dificultades para la sexualidad, para formar una pareja, etcétera. La histeria es una estructura que tiene una característica puntual, que puede ser el apego al padre, que te hace diferente a la mujer hegemónica”.
“Pero la realidad
es que no todas las histerias son iguales. Hay un tipo de histeria general y después
cada uno tiene la suya. Es como las adicciones, que tienen una generalidad,
pero después cada adicto es distinto al otro. Pero es un paciente que tiene
solución. Como todo, es un proceso y tiene que poner mucho de él. Uno no
tiene la varita mágica. Es un trabajo que se hace sobre uno y lleva un
tiempo. Uno reconoce la histeria y va conversando, se generan diálogos y
vas advirtiendo”, manifestó.
“Al mismo tiempo van pasando cosas y las fichas caen, y te posicionan en otro lugar. Muchos hombres llegan a la consulta porque se los dice su pareja. Y no hay un segmento de edad, es muy relativo. Quizás la gente de más edad ya no viene, pero cada tanto aparece alguno de 80 años. Es variado y vienen desde chicos, porque ya está más instalado y no es tan tabú”, completó Juan Pablo Mollo. Para escuchar la nota completa, hacé clic en este enlace.