Donald Trump regresa a la presidencia de Estados Unidos y en la Casa Rosada hay una
fuerte expectativa de que la relación bilateral tome un nuevo rumbo y permita
un acercamiento todavía más estrecho al que la Argentina tomó desde la llegada
de Javier Milei al gobierno. Si bien el presidente argentino fue quien
apostó desde un primer momento al triunfo del republicano en los comicios del
año pasado, los gestos de respaldo por parte del magnate y su entorno hacia Milei
también se repitieron a lo largo de los últimos meses.
“Se abre una nueva etapa en la que
esperamos trabajar de forma muy cercana en áreas que son clave para la
Argentina, pero conscientes de la estrategia que Trump va a tener también para
América Latina”, aseguró una fuente oficial que monitorea el
posicionamiento argentino a nivel global, y con Estados Unidos en particular.
En el
horizonte de la Casa Rosada figuran prioridades como el respaldo de la
administración Trump en el board del FMI, aumentar el caudal de inversiones
-con un impulso puesto en las tecnológicas-, negociar beneficios comerciales,
acrecentar la cooperación en materia de inteligencia y seguridad, y, en el
plano ideológico, consolidar un eje con una agenda liberal
conservadora a nivel global.
El
canciller argentino, Gerardo Werthein, conoce muy bien los pasillos del poder
en Washington por su experiencia empresarial y su paso como embajador, por
lo que ya delinea desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto una
agenda amplia que abarque a todos estos sectores. El vínculo con Estados
Unidos será el eje central de la política exterior argentina en cuanto a
relaciones bilaterales.
“Trump
y Milei mostraron un alineamiento que presenta una buena oportunidad para
continuar profundizando la relación bilateral, aunque también se requerirá
de esfuerzos, sobre todo del lado argentino, para construir sobre esa
oportunidad una relación aún más resiliente y cercana que brinde mayores
beneficios para ambas naciones”, analizó Ignacio Albe, miembro del
influyente think tank Atlantic Council.
Sucede
que, pese a esta cercanía, el gobierno argentino entiende que las realidades
geopolíticas también jugarán un rol fundamental en este vínculo. Algunos
ejemplos: mientras Milei aseguró que negociará un acuerdo de libre comercio, se
espera que Trump implemente un fuerte proteccionismo; la Casa Blanca
acelerará su estrategia para contrarrestar la influencia china en la región,
pero para la Argentina es indispensable la presencia del gigante asiático en lo
comercial.
Mientras
el republicano prometió aumentar fuertemente los aranceles a las importaciones
directas o indirectas de China, como así también amenazó a México y Canadá si
no frenan la inmigración ilegal, desde la Argentina apuestan a lograr
beneficios y exenciones. En nuestro país hay áreas clave como la de
minerales, renovables o hidrocarburos en las que a Estados Unidos le gustaría
poner un pie.
En el último año la Argentina parece
haber adoptado una “diplomacia presidencialista”, como muchos
expertos llaman en privado a la relación uno a uno que Milei tomó con otros
mandatarios, sea para criticarlos -como Gustavo Petro o Pedro Sánchez- o para
elogiarlos -tal el caso de Trump o de Giorgia Meloni-. Puertas adentro,
Milei fue claro: el posicionamiento global de la Argentina tiene que estar
alineado al de Estados Unidos.
El cambio
de la posición argentina en las Naciones Unidas sobre el embargo a Cuba o en
contra de la Agenda 2030, son muestra de ello: “Nos estamos adelantando a la
postura que vaya a tomar Trump”, admitían en privado desde el entorno
presidencial hacia fines del año pasado. Se espera también un acercamiento
en otros foros, como por ejemplo la Organización de Estados Americanos (OEA).
LA MIRADA DE EEUU HACIA ARGENTINA
Las
proyecciones de la Casa Rosada se fundamentan, además, en los repetidos gestos
que Milei recibió de Trump y su entorno: “En Washington se reconoce la
importancia que la Argentina tendrá para la estrategia regional de la
administración entrante, hecho reflejado, por ejemplo, en la
participación de Milei en la asunción, algo inusual dado que rara vez un jefe
de Estado está presente”, detalló Ignacio Albe desde la capital
norteamericana en diálogo con TN.
Elon Musk, quien
desde hoy dirigirá una nueva agencia de Eficiencia Gubernamental con el
objetivo de recortar 2 billones de dólares del presupuesto federal, ha
elogiado el rumbo económico de la Argentina en cada oportunidad que se le
presentó. Algo similar hizo Marco Rubio, que asumirá el influyente cargo
de secretario de Estado. Todo un simbolismo de lo que puede esperarse de
ahora en adelante.
El buen
vínculo con la Argentina se enmarcará también en un contexto donde los nombres
propuestos por Trump para ocupar los principales roles de su política exterior
tienen una afinidad con América Latina, lo que podría indicar que la
atención de Washington hacia el sur regional puede aumentar. Desde el
atentado a las Torres Gemelas en 2001, los analistas le achacan a las
administraciones norteamericanas que la región dejó de ser prioritaria, lo que
permitió el ingreso de China.
Además de
Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, el número dos del Departamento de Estado
será Christopher Landau, ex embajador en México y conocedor de América Latina.
A él se le suma Mauricio Claver-Carone, expresidente del BID y con algunos
cortocircuitos con la gestión de Milei, que será asesor especial para la
región.
La Argentina no se convertirá en un
jugador trascendental en materia comercial para Estados Unidos, pero Milei sí
planea hacerlo desde lo ideológico, con el apoyo de Giorgia Meloni en Italia
como la pata europea. La expectativa en América Latina está puesta en ver la
posición de Trump frente a Nicolás Maduro en Venezuela y el desenlace de
las amenazas sobre el Canal de Panamá y el endurecimiento de sus políticas migratorias.
Fuente: TN