

Durante la temporada de calor, el aumento sostenido de las
temperaturas y la humedad genera un contexto de alto riesgo para la salud
pública. Las olas de calor, cada vez más frecuentes por el cambio climático,
pueden producir complicaciones fisiológicas incluso en personas sanas y afectan
especialmente a ciertos sectores de la población.
El índice de calor es una escala que combina la temperatura
y la humedad para reflejar el impacto real del calor sobre el cuerpo humano. De
acuerdo con la médica de familia Beth Oller, citada por Healthline, los riesgos
para la salud comienzan a partir de los 32℃ (90℉) y aumentan proporcionalmente.
Se considera zona de “extrema precaución” entre 32℃
y 40,5℃
(90℉
y 105℉),
mientras que valores superiores a 38℃ (100,4℉) representan
un peligro especialmente alto.
En estos rangos, cualquier persona puede desarrollar
inconvenientes de salud en muy poco tiempo, razón por la
cual Oller enfatiza la importancia de evitar la exposición durante
las horas de máxima insolación por la
tarde, cuando el calor suele alcanzar su pico crítico.