
Por primera
vez, la continuidad de Marcelo Gallardo como entrenador de River parece no
depender solamente de él. Los malos resultados y la posibilidad de terminar
el año sin el pasaje a la próxima Copa Libertadores ponen al “Muñeco” en una
situación endeble. En este escenario, fue trascendental la reunión que
mantuvo con el flamante presidente, Stefano Di Carlo, en el River Camp.
El sucesor de Jorge Brito se presentó pasado el
mediodía en el predio de entrenamiento que el club tiene en Ezeiza y se acercó a saludar a todos los
integrantes del plantel y el cuerpo técnico en una semana muy especial. A
cinco días del Superclásico, el
mensaje que bajó fue de tranquilidad y apoyo absoluto.
Tras ese breve cruce al término de la práctica, Di Carlo y Gallardo mantuvieron una reunión privada. Si bien no trascendieron detalles de la charla, se sabe que el flamante presidente le manifestó su respaldo y total confianza para poder revertir este momento. Claro que los tiempos y las urgencias apremian, y el duelo ante Boca podría cambiar totalmente el escenario.
Las charlas por la renovación, que siempre que el
“Muñeco” estuvo en River se estiraron hasta el final de la temporada, entraron
en un lógico stand-by. La incertidumbre respecto a cómo será el
año entrante de acuerdo a cómo termine este explican que lo que parecía una
certeza (firma de contrato hasta final del mandato, 2029) hoy adquiera el tono
de incógnita. De todos modos, desde el oficialismo siempre manifestaron que
no imaginaban un 2026 sin Gallardo en el banco de suplentes.
Lo cierto es que nadie esperaba este presente. El propio DT evitó hablar en conferencia de
prensa tras la reprobación más grande de su carrera en River (el “que se vayan
todos” lo tocó de cerca) y no es descabellado pensar que su futuro lo decida
de acuerdo a lo que suceda en los próximos partidos: Boca, principalmente, y
Vélez, en la última fecha.
“Obviamente el liderazgo y el CEO del área de fútbol es Marcelo Gallardo, de manera total y exclusiva”, habían sido las palabras de Di Carlo al anunciar su candidatura. De aquella postura, que incluía un contrato por cuatro años, a esta realidad ha pasado un mes y medio fatídico, con ocho derrotas en 10 partidos y la posibilidad latente de no jugar la próxima Copa Libertadores.