La competencia en la industria de los televisores de alta gama sumó un nuevo capítulo con la llegada de la tecnología microRGB, que promete elevar los estándares de brillo, contraste y precisión de color en las pantallas Ultra HD.
Se trata de un avance que busca ir más allá de los paneles OLED y microLED al incorporar una retroiluminación microscópica que redefine la forma en que se generan las imágenes.
El concepto detrás del microRGB se basa en el uso de LED rojos, verdes y azules (red, green, blue, en inglés, RGB) de menos de 100 micrómetros, colocados en patrones ultrafinos debajo de la superficie visible de la pantalla. Cada uno de estos emisores puede ser controlado de manera independiente, lo que permite un manejo mucho más preciso de la luz y el color en comparación con la retroiluminación LED tradicional.
El microRGB se diferencia al llevar la retroiluminación un paso más allá: en lugar de depender de filtros de color, cada LED rojo, verde o azul funciona a escala microscópica con control individual, lo que permite mayor precisión en la reproducción de imágenes sin sacrificar brillo ni durabilidad.
Los primeros modelos de teles con microRGB incorporan procesadores diseñados para trabajar con inteligencia artificial, capaces de analizar cada cuadro en tiempo real y ajustar los niveles de color y contraste automáticamente.