Estamos acostumbrados a pensar en estereotipos de mujeres maternales
con los animales y de hombres más distantes y utilitaristas. Hoy tenemos evidencias para pensar que hombres y mujeres
no difieren en el amor hacia sus animales de compañía. ¿Cómo es esto?
En principio debemos considerar que las interacciones entre
humanos y animales son muy diversas. Entonces, al realizar una comparación de
géneros debemos establecer claramente a qué tipo de conductas estamos haciendo
referencia. Con esta idea, una revisión de estudios clasificó las
interacciones, identificó las diferencias de género y evaluó qué tan marcadas
eran estas.
Los resultados fueron:
Rechazo al uso de los
animales: Moderadamente mayor en mujeres
Las mujeres se mostraban más moralistas y desaprobaban más
la investigación en animales. Curiosamente, mientras las mujeres manifestaban
mayor preocupación por el bienestar de animales individuales, los hombres
expresaban mayor preocupación por la preservación de especies y conservación de
hábitats.
Activismo por
animales: Moderadamente mayor en mujeres.
En líneas generales, se considera que el 75% del activismo
por los animales está a cargo de las mujeres. Se cree, inclusive, que las
mujeres tienen el doble de probabilidades de cambiar sus dietas considerando el
bienestar animal. Curiosamente, los filósofos, escritores y líderes ligados a
derechos animales son 75% hombres. De todas formas, actualmente esto está
tendiendo a equipararse.
Caza deportiva:
Marcadamente mayor en hombres.
Diversas encuestas mostraron mayor proporción de hombres en
actividades de caza. Los porcentajes iban desde 85% a 93%. Acá las diferencias
de género son claramente pronunciadas.
Abuso y crueldad
animal: Marcadamente mayor en hombres.
Estas formas de maltrato se asocian con personalidades
antisociales, las cuales son más frecuentes en hombres. De modo que, mientras
las conductas violentas hacia animales son más comunes en varones, otras formas
de maltrato como el abandono o la negligencia no parecen mostrar diferencias
género.
Acumulación
patológica de animales: Marcadamente mayor en mujeres.
Esto se refiere a tener más animales de los que se pueden
cuidar, sin registro del mal estado y sufrimiento de estos animales. Es un
trastorno mental tres veces más frecuente en mujeres y se considera otra forma
de maltrato animal.
Apego hacia los
animales de compañía: Levemente mayor en mujeres, o inexistente.
Si hubiere diferencias respecto de la cercanía emocional
hacia los animales de compañía, deberíamos encontrar más mujeres con animales
que hombres. No es el caso. Esto no sucede ni al comparar niños, ni
adolescentes, ni adultos. De modo que, el deseo humano de vivir con animales no
varía según el género. Luego, lo estudios que evaluaron puntualmente la
afectividad encontraron puntajes levemente mayores en mujeres o bien no
encontraron diferencias.
O sea que existen
diferencias de género en las interacciones con animales y estas se
manifiestan fundamentalmente en los comportamientos más extremos: con mayor proteccionismo en mujeres y
mayor abuso en varones. Sin embargo, en las interacciones más habituales con los
animales, como sucede con los animales de compañía, no parece haber
diferencias.
De ahí que podamos fundamentar que, si bien hay múltiples diferencias
entre hombres y mujeres al relacionarse con animales, la tenencia de animales
de compañía y el afecto hacia estos no mostraría diferencias significativas.