Trabajar en el equilibrio no solo reduce el riesgo de
caídas, sino que también mejora la salud general. Las investigaciones han
demostrado que las personas que practican ejercicios de equilibrio con
regularidad experimentan mejoras en su bienestar emocional y físico.
Esto incluye una mayor sensación de confianza, mayor
movilidad y, en muchos casos, una reducción del dolor muscular y articular.
Además, mantener el equilibrio también está relacionado con un menor riesgo de
enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y otros trastornos
cognitivos.
El ejercicio regular también mejora la circulación sanguínea
y la salud cardiovascular, lo cual es crucial para el funcionamiento adecuado
del cerebro. El ejercicio cardiovascular, como caminar o nadar, mejora el flujo
sanguíneo al cerebro, lo que ayuda a prevenir mareos y fatiga, que son comunes
cuando los sistemas de equilibrio no funcionan correctamente.