En el marco del Día Mundial del Emoji, que se celebra cada 17 de julio, Preply presentó un informe en el que pone en evidencia la manera como ciertas animaciones dejaron de ser relevantes o nunca alcanzaron alguna popularidad, por lo que ya casi nadie los usa.
El listado presentado en el informe incluye 10 emojis que están en vía de extensión. El caso más paradigmático es el de la cara de incredulidad o vergüenza ajena, cuya utilización bajó un 75% a nivel global.
Este desplome responde a dos factores: por un lado, los usuarios más jóvenes han adoptado un código propio donde la rapidez y el ingenio prevalecen, y por otro, etiquetan a este emoji como cringe, es decir, pasado de moda o incómodo.
En la lista de iconos en peligro de extinción también figura el mono que no habla mal o se tapa la boca. Este símbolo funcionó como emblema de chats cómplices o conversaciones pícaras, aportando un tono travieso o coqueto, pero la percepción de que resulta “cursi” o antinatural se ha instalado entre las generaciones más jóvenes en 2025. .
El emoji, alguna vez recurrente para marcar un silencio divertido, ahora se asocia a una incomodidad forzada o a un infantilismo que no conecta con la necesidad moderna de autenticidad y naturalidad.
Otro signo que ha perdido fuerza es el de encoger los hombros. Su versatilidad le permitía transmitir indiferencia, duda o “no sé”, pero ha sufrido una abrupta caída en su frecuencia de uso, con un descenso del 81%.
En total contraste con los emojis en declive, otros mantienen una vigencia indiscutida. El rey absoluto en 2025 es el de la cara que llora y ríe, el cual suma más de 40,9 millones de usos en lo que va del año. Su atractivo radica en la versatilidad: puede representar desde risa genuina hasta sarcasmo e ironía, lo que permite adaptarlo a innumerables contextos.
En segundo lugar, se encuentra el corazón rojo, elegido en 26,1 millones de ocasiones para manifestar cariño, amor romántico, amistad o simplemente aprobación. Pese a los cambios de tendencia, el lenguaje afectivo se mantiene como una de las constantes en la interacción digital, exhibiendo un carácter universal que trasciende fronteras.
Le siguen otros iconos románticos y de afecto, como la cara soplando un beso (13,5 millones de usos), la cara sonriente con corazones (9,4 millones) y los ojos de corazón (8,2 millones). El predominio de estos emojis demuestra la persistencia de las emociones positivas y la preferencia por expresar sentimientos cálidos, aun en medio de la volatilidad de otras figuras.