Por Nicolás Fernández (@nicofernadezrelator)
Para empezar, tengo que serles sincero: no soy fierrero. Nunca lo fui y posiblemente nunca lo sea. El
periodismo deportivo -y el deporte en sí mismo- es tan amplio, tiene tantas
disciplinas, que es muy difícil sentirse atraído por todas las actividades y,
lo que es todavía más complejo, ser
especialista en todo. Bonadeo hay
uno solo. Pero hay muchos aspectos vinculados al automovilismo que me
interesan. Por ejemplo, la vida, la
trayectoria, las hazañas de los grandes pilotos. Ahora que están de moda
las plataformas de streaming, vi infinidad de documentales de la Fórmula 1.
Fangio, Senna, Schumacher. La película que cuenta la rivalidad entre James Hunt
y Niki Lauda (es extraordinaria). Conozco a todos los pilotos de la principal
categoría por la serie de Netflix “Drive
to Survive”. Hay leyendas del
deporte motor que exceden el automovilismo, que trascendieron. Y a ese tipo
de figuras emblemáticas no les puedo ser indiferente. En el plano nacional, el “Flaco” Juan María Traverso es uno de
ellos.
El nacido
en Ramallo nos dejó el sábado a los 73 años y con él se fueron memorables
jornadas fierreras que hicieron rugir
a miles y miles de fanáticos a lo largo y ancho del país. Traverso nunca pasó desapercibido. Jamás. Ni en el volante, ni en
los micrófonos. Obtuvo triunfos
increíbles, que rozaron lo irreal. Y, como valor agregado, después
declaraba como Maradona. Filosísimo. El ídolo máximo y el mayor enemigo. Héroe
y villano. Inolvidable. Hasta los anti-Traverso lo van a extrañar.
16 títulos
en su extraordinaria carrera, seis de
ellos en la categoría más popular, el Turismo Carretera. Reitero, no hace
falta ver las carreras todos los domingos para identificar el color violeta con
Traverso. El “OCA” color violeta. Un auto emblemático, que fue Chevrolet
y después Ford. Sí, como pasar de Boca a River, pero manteniendo los mismos
colores. Hasta eso hizo el “Flaco”: “jugó”
para las dos marcas archirivales y, como no podía ser de otra manera, salió
campeón con las dos en el TC (tres y tres para que nadie se ofenda). Así
fue la vida profesional de Traverso, siempre en el centro de escena. Transgresor, sabio del motor, malhablado.
Único.
A los que
viven con una pelota en la cabeza
como yo… ¿Saben que el “Flaco” ganó una
carrera con el auto en llamas? En 1988, en General Roca, Traverso llegó a
la meta con su Renault Fuego envuelta
en humo, en uno de los finales más emocionantes del automovilismo argentino. Dos
años antes, en 1986, en Pigüé, terminó la competencia defendiendo el segundo
puesto con tres ruedas sanas y una en
llanta. Y en el ’98 vio la bandera a
cuadros sin un neumático. Siempre
llegando, siempre valiente.
Les dejo un video con el “Líbero Versus”, una entrevista que el canal TyC Sports suele hacer con figuras destacadas del fútbol, aunque el “Flaco” Traverso tuvo su lugar, en otra clara muestra de su trascendencia en el deporte nacional. Allí cuenta todas estas situaciones en pista que intenté relatar, más un sinfín de anécdotas que él contaba como ninguno, y sus cruces mediáticos con los Di Palma, Ponce De León, Guillermo Ortelli, el “Pato” Silva y tantos otros. Se fue un personaje irrepetible, un referente. Admirado por los fierreros y por el resto. Simplemente Juan María Traverso, el “Flaco” de Ramallo. El piloto que, en base a carisma y grandes hazañas, traspasó su deporte y se convirtió en ídolo de todos. ¡Ya sos eterno, “Flaco”!