Los perros son considerados los mejores amigos del ser humano debido al fuerte lazo que entablan con sus dueños y al instinto protector, que los hace muy eficaces a la hora de cuidar a la familia y al hogar. Es común que se muestren inquietos o comiencen a ladrar cuando personas desconocidas entran a la casa; sin embargo, este tipo de reacción no ocurre con todos los visitantes, sino que a veces se ensañan con algunos individuos en particular.
Este tipo de comportamiento demuestra que el perro
interpreta lo que ocurre a su alrededor, incluyendo las actitudes y la energía
de los visitantes. Los perros poseen una
gran sensibilidad, por lo que son capaces de captar señales sutiles. La
razón detrás de esta conducta irascible tiene un motivo más profundo.
Desde la etología, la ciencia que estudia el comportamiento
animal, se explica que la aceptación o rechazo que un perro muestra hacia una
persona está relacionado con determinadas percepciones que capta. Esos
estímulos pueden ser visuales, olfativos o conductuales.
Si el perro detecta
una energía que considera negativa, adoptará una postura defensiva y puede
comenzar a ladrar de manera persistente. Este tipo de reacción es más común
en caninos que no han sido bien socializados, ya que sienten la necesidad de
proteger su espacio seguro mediante ladridos y movimientos rápidos. Esta
conducta obedece a su instinto natural
de defensa, según los especialistas.