El
verano trae consigo días cálidos y muchas oportunidades para disfrutar al aire
libre, pero la exposición al sol puede poner en riesgo la salud de nuestra piel, por lo cual es fundamental tomar precauciones
y adoptar hábitos de cuidado que nos protejan durante esta temporada.
“La exposición solar, a través de las
radiaciones ultravioleta (UV), puede producir graves daños en la piel.
Algunas lesiones aparecen en forma inmediata como las quemaduras y las
ampollas. Otras como el envejecimiento prematuro de la piel, las manchas y
hasta el cáncer de piel se pueden presentar a lo largo de los años ya que los
efectos nocivos de estas radiaciones se acumulan en el tiempo”, explicó la
doctora Valeria El Haj.
En
cuanto a las medidas de prevención, el protector solar es la más importante y
cómo usarlo correctamente también.
Por eso, hay que tener en que se debe aplicar media hora antes de exponerse al
sol, incluso los días nublados. Tiene que ser en suficiente cantidad y se
debe distribuir de manera uniforme. Además, el protector solar debe
renovarse cada dos o tres horas, mientras uno esté al aire libre y al salir de
la pileta o el mar.
Es importante recordar que el protector solar
no es la única herramienta para protegernos del sol, ya que, factores como
los horarios y la duración de la exposición, la elección de la vestimenta
adecuada y otras medidas, también desempeñan un papel fundamental:
- Evitar la exposición solar en las horas de
máxima irradiación (de
- Realizar exposiciones cortas y progresivas
al sol.
- Proteger la piel con ropa, sombrero y usar
gafas de sol.
- No utilizar fragancias o cosméticos que
puedan contener alcohol o sustancias que causen fotosensibilidad.
- Extremar la protección solar frente a
cualquier actividad al aire libre. No olvidar que en días nublados también hay
que cuidarse de la radiación ultravioleta y debemos tomar todas las medidas
mencionadas.
CUIDADO
DE LAS QUEMADURAS
Una
cicatriz, ya sea de tipo normal, hipertrófica o queloide, es el resultado de un
daño profundo en la piel. A pesar
de la increíble capacidad de la piel para regenerarse, las cicatrices dejan una
marca visible en la superficie.
Por su parte, las quemaduras también son
profundas pero se producen por agentes agresivos de gran intensidad como el
fuego directo, inflamables u otros de igual naturaleza o por el contacto
prolongado con otros agentes. En estas situaciones, la destrucción de la
piel es total y por lo tanto no hay posibilidad de recuperación espontánea.
Es
fundamental cuidar tanto las quemaduras o cicatrices, especialmente durante el
verano cuando las altas temperaturas pueden complicar su recuperación. Por eso, se recomienda:
- Evitar el sol: una cicatriz en proceso de
curación es tremendamente sensible a la radiación UV y su exposición puede
hacer que se pigmente y dejé una lesión mucho mayor y visible.
- Evitar el mar y la pileta: el cloro, la sal
y la humedad alargan el tiempo de cicatrización y, por lo tanto, aumentan las
posibilidades de que lo haga de manera irregular.
- Protección solar: sí o sí, una cicatriz
expuesta al sol siempre debe protegerse con un protector solar Spf50 + de
amplio espectro y repetir la aplicación con frecuencia.
- Hidratación y nutrición: una cicatriz es
una piel curándose, organizándose y reparándose a marchas forzadas. La
hidratación y la nutrición son fundamentales para fortalecer los tejidos y
ayudarlos a enfrentar estas situaciones.
En cuanto a la alimentación, aunque no hay
evidencia de que algún alimento proteja directamente contra los daños del sol, una
dieta saludable y variada contribuye a mantener la piel en buen estado.
EL CUIDADO
DURANTE UN TRATAMIENTO ONCOLÓGICO
El
cuidado de la piel frente al sol es especialmente importante para las personas
que recibieron quimioterapia, ya
que el tratamiento puede aumentar la sensibilidad de la piel y su propensión a
sufrir daños. Además, se pueden producir cambios en la piel como sequedad,
irritación y manchas.
Estas
alteraciones suelen ser transitorias y dependen del tipo de tratamiento. Por eso, se recomienda proteger la piel del
sol:
- Aplicar protector solar de amplio espectro
(UVA y UVB) con FPS 50+ todos los días, incluso si está nublado.
- Elegir fórmulas suaves, hipoalergénicas y
diseñadas para piel sensible.
- Reaplicar cada dos horas, especialmente al
estar al aire libre, sudar o después de nadar.
- Limitar la exposición directa al sol, sobre
todo entre las 10 y las 16.
- Buscar sombra siempre que sea posible y
organizar actividades en horarios de menor radiación solar.
- Usar ropa de manga larga con protección UV
incorporada para mayor cuidado.
- Complementar con sombreros de ala ancha que
cubran rostro, cuello y orejas.
- Proteger los ojos con gafas de sol
certificadas con filtro UV.
LUNARES
Y MANCHAS
Los lunares y manchas pueden ser signos
inofensivos o alertas tempranas de condiciones más serias, como el melanoma. Por
eso, mantener un registro fotográfico de las exploraciones de tu piel es
fundamental para detectar cambios en la cantidad, forma o tamaño de estas
marcas con el tiempo. La revisión y la prevención no solo protegen tu
bienestar, sino que también pueden salvar vidas.
El ABCDE es una guía útil para saber cuándo
es necesario acudir a una consulta médica:
- Asimetría: las dos mitades del lunar no
encajan.
- Borde: irregular o desigual.
- Color: manchas con variaciones o cambios
(negras, marrones, rojas).
- Diámetro: mayor de
- Evolución: cambios en el aspecto, tamaño,
sangrado o picor.
Ante cualquier signo de alarma, es
fundamental consultar a un especialista para obtener un diagnóstico preciso y
oportuno.
“Para finalizar, es importante remarcar que la piel tiene memoria. Quemarse varias veces en la misma zona no solo deja huellas visibles, sino que refuerza la necesidad de cuidarla con acciones conscientes, como el uso diario de protector solar y revisiones regulares. Proteger tu piel hoy es invertir en tu salud futura”, destaca Valeria el Haj.