Por Pablo Romera (@pabloromera)
En un mundo donde las noticias corren a la velocidad de la luz y les temas pasan a un segundo plano en cuestión de segundos, es siempre interesante escuchar las experiencias de aquellos periodistas que vivieron muchos años en esta profesión, transitando tantos cambios y adaptándose para seguir vigentes.
“Allá por 1983, yo estaba estudiando la carrera de Ingeniería Industrial con Daniel de la Iglesia, hermano de Néstor, y en los descansos grabábamos programas imaginarios. Recuerdo que uno de se llamaba “Media Hora” porque los cassettes duraban eso”, comienza contando Carlos Luraschi, locutor y periodista, recientemente jubilado.
Como la gran mayoría de los comunicadores de nuestra ciudad, en algún momento se sentaron en los estudios de la querida LU3. “Me acuerdo que estaban buscando locutores y me fui a la radio y empecé a practicar, porque al mes nos tomaban la prueba final. El 17 de noviembre del 83, que era mi cumpleaños, me llama Carlos Simonetti, que en aquel momento era jefe de locutores de LU3 y me dice que había sido uno de los seleccionados. Y me pregunta si yo lo veía De La iglesia porque él era el otro elegido.”
¿Cómo era hacer periodismo en esos tiempos?
“Yo formaba parte de lo que era Duque, ese canal de cable totalmente incipiente, la gente no tenía la gimnasia del micrófono en Punta Alta, solo estaba el ejercicio de hacer alguna que otra gacetilla para llevarla a los medios ya consagrados de Bahía Blanca, asique era todo nuevo. Hicimos el primer noticiero del canal, nos relacionamos con las instituciones y les empezamos a dar lugar para difundir sus actividades. Eso fue una experiencia muy linda y reconfortante.”
Como decimos en muchas oportunidades, la tecnología, como en otras áreas, trajo cambios muy importantes en cuanto a la comunicación, y en los últimos años, probablemente sea el ámbito que más cambios sufrió con la aparición de internet y las redes sociales.
“En un primer momento hubo una explosión de medios, se ve que las personas tenían la necesidad de comunicarse. Eso le dio la posibilidad de trabajar a muchos periodistas y la gente empezó a identificarse con el medio y los periodistas que más le gustaban. Mucho más acá, aparecieron cosas como internet y eso mejoró las comunicaciones. Hoy ya es habitual hacer una nota por Zoom o Skype, que te da la posibilidad de hablar con gente de todo el mundo.”
“Me parece que los periodistas, aunque parezca mentira, a través de las redes hoy tenemos más trabajo. ¿Por qué? Porque antes corríamos detrás de la primicia y hoy la primicia la tiene el vecino a través de las redes sociales. Hoy el ejercicio del periodista es corroborar si lo que apareció publicado es una noticia real o falsa, a eso, el periodista tiene que ponerle algún plus suyo, agregar algo a lo que ya dijo el vecino, marcar una diferencia y un estilo.”
En los más de 40 años de profesión, Luraschi tuvo la posibilidad de cubrir muchísimos acontecimientos de los que tratamos que seleccione una nota buena y otra de las no tan felices.
“Las peores situaciones periodísticas que han tocado es cuando hay que ir a cubrir un accidente, donde uno llega prácticamente al mismo tiempo que los servidores públicos y se encuentra con este tipo de hechos que son desgarradores. Uno intenta cubrirse de una coraza porque lo importante en este tipo de cuestiones es no involucrarse, no porque uno sea frío, sino porque la labor del periodista debe ser llevar la noticia lo más objetivamente posible. Siempre traté de contar las cosas tal cual ocurrieron y no involucrarme, porque inclusive luego psicológicamente uno puede quedar mal.”
Para terminar, le pedimos a “Carlitos” que nos relate alguna de las tantas anécdotas que quedaron en su retino en todos estos años de profesión.
“Una vez fuimos a cubrir un operativo en conjunto entre la Armada Argentina y la Armada Norteamericana y a mí me tocó embarcar en un buque argentino, donde obviamente teníamos que cubrir absolutamente todo. Con mi camarógrafo queríamos cubrir una maniobra que se hace de madrugada y teníamos que zarpar a las 5 de la mañana desde donde estábamos. En un momento el cansancio me ganó y me senté en una silla que tenía el comandante, a los pocos segundos me dormí. Recuerdo que me despertó la claridad del sol y cuando abrí los ojos, estaba el Jefe de la Armada y otras autoridades riéndose de la situación.”