La actividad sigue teniendo adeptos, más allá que quizás
para el común de la gente, su visibilización no sea la de años anteriores. “Hoy
mantener un caballo ronda los 400 mil pesos” afirmó Lisandro Arévalo.
Quizás para muchos es un ambiente desconocido, de fábulas,
mitos, leyendas e incluso de frases que se repiten sin saber si quiera si es
una verdad absoluta o una vil mentira que ha logrado sobrevivir al paso del
tiempo.
Lo que está claro es que el sudoeste bonaerense tiene una
pasión especial por los caballos de carrera, y si bien sus años dorados parece
que son cosa del pasado, aún quedan muchos entusiastas que siguen este deporte
e incluso incursionan como propietarios.
Uno de estos amantes que ha sabido caminar los hipódromos
más importantes del país, es Lisandro Arévalo, el cual hoy está abocado al
rubro inmobiliario pero que pese a esto no le pierde pisada a cada detalle de
la actividad, en donde supo ser parte.
En su visión, “para la mayoría tener un caballo de carrera
significa una pasión y no lo ven como una máquina de dinero. Es así. La mayoría
que tiene un caballo de carrera es por pasión y no por dinero”, sumando a esto
que “es muy difícil ganar plata con un caballo de carreras”.
Dando un ejemplo simple de entender, “es como lo que pasa en
Youtube. De cada un millón de streamer hay uno que la pega. Esto sería algo
así”.
Yendo a cuestiones genéricas para que nadie quede afuera, “el
caballo empieza a correr a los dos años, después de domarlo, variarlo y a
partir de ahí lo podes inscribirlo bajo el nombre de un stud y caballeriza en
cualquier hipódromo”.
Del mismo modo “el animal tiene su documento, ahí están las
sangres involucradas, los papales del SENASA, lleva un chip para que esté en
las carreras y se inscribe en el hipódromo”.
Habitualmente, según comentó Lisandro, la manera más común
de adquirir este tipo de caballos es “en los remates de las grandes Haras de
Buenos Aires o en las Haras más chicas de las ciudades, siempre tomando en
consideración las sangres para saber la potencialidad que tendrá ese animal”.
Sumando a esto que en la actualidad “los mejores caballos están
saliendo del Haras La Pasión y Haras El Firmamento. Hoy son los número uno de
la Argentina”.
En otro pasaje de la charla, y sobre cómo es vivir en Bahía
y tener un caballo en La Plata o Buenos Aires, donde están los hipódromos más
importantes del país, explicó que claramente “conviene dejarlo allá, ya que el
transporte desgasta al caballo y al mismo tiempo los costos son altos”.
Y sobre esa estadía mencionó que “tenes que tenerlo en un
stud. Ellos mismos lo llevan al hipódromo, lo varean para que esté en forma, se
encargan de la alimentación, el veterinario, de todo. La cuota mensual debe
estar cercana a los 400 mil pesos”.
Haciendo un paréntesis, Arévalo aclaró para los que no están
familiarizados, que “stud es el lugar donde se cuida al caballo y la
caballeriza es donde se lo anota. Sería como un club”.
Por la distancia y no estar todo el tiempo sobre el animal,
esto “es un trabajo de confianza. Tenes que creer en la gente a la que se lo
dejás. Lo monitoreas con videos, y si tenes la chance viajas y ves todos los
detalles, como la musculación, si corre bien, si es correcto de manos”.
Debido a esto, admite, “solo decidis sobre el veterinario,
sobre cuántos días lo vareas y cómo se hace, y sobre las fechas de
entrenamiento. El tema de alimentación y cuidado queda a cargo del stud que es
el que lo monitorea las 24 horas”.
Sin dudas es una pasión, que tiene como plus que el animal cruce primero el disco, pero como en tantas otras actividades que reconfortan el alma, lo que los amantes de este deporte disfrutan no es el cierre sino el proceso.