Un trabajo en conjunto entre el INTA y el Servicio Meteorológico
Nacional volvió a encender las alarmas de cómo el cambio climático está
afectando a Bahía Blanca y la región.
Según el último relevamiento emitido, “las precipitaciones
acumuladas durante los meses de marzo a mayo estuvieron por debajo del 10% del
promedio histórico”.
Al mismo tiempo, y tomando como referencia esta área del
sudoeste bonaerense, “desde la primavera 2023 las precipitaciones fueron
erráticas y cerca del 50% inferior del milimetraje histórico”.
A causas de estos factores desde el INTA encontraron como
consecuencias directas la erosión del suelo en un estado crítico, “sin
cobertura por sobrepastoreo, bajo volumen de crecimiento primaveral, sumado al
exceso de labranza, vientos fuertes y lluvias intensas”.
Al mismo tiempo reconocen que esto generó un espiral
decadente, ya que “los verdeos de inviernos se atrasaron debido a la siembra
tardía por falta de precipitaciones” completando el panorama sombrío el “escaso
volumen por afectación de frío, sumado a la presencia de pulgones”.
Pese a todo esto la condición de la hacienda es “regular a
buena, con suplementación. En donde la condición forrajera fue mejor se inició
el periodo de destete, mientras que los demás lo hicieron de forma anticipada”.
De todas maneras y a modo de cierre el informe revela que
para aliviar la carga en los campos los productores están optando por vender
más animales de lo que hubiesen querido.