
Después del impacto de su libro Vivir sin fecha de vencimiento (Editorial Planeta, 2025), Carolina Winograd vuelve a la música con un trabajo que trasciende géneros y etiquetas. “Hoy más que ayer” (Aqua Records) no es un regreso: es una declaración.
El disco continúa la conversación que su libro abrió —esa invitación a vivir con conciencia, coherencia y libertad—, pero esta vez lo hace desde el cuerpo, la voz y la emoción. A través del tango, Winograd atraviesa los grandes temas de la vida adulta: el deseo, la pérdida, la culpa, la lealtad, la libertad y el tiempo. No desde el drama, sino desde la lucidez de quien entendió que el dolor puede ser un lugar de paso, pero nunca de residencia.
Cada tema del disco es un universo emocional. El bandoneón no acompaña: dialoga, provoca, contiene. La guitarra y el contrabajo construyen atmósferas que sostienen la emoción, abren silencios, tensan y liberan. En ese diálogo entre pausa y vértigo, Carolina canta sin escudos: la emoción está al frente, limpia, cruda, sin artificios ni especulaciones.
“Nos pasamos la vida temiendo envejecer, cuando lo único que envejece es lo que dejamos de hacer, de sentir, de soñar. Por eso el tango no tiene fecha de vencimiento”, asegura Carolina.
Hoy más que ayer es un álbum íntimo y magnético, donde cada tango respira una verdad distinta. Garúa se vuelve plegaria, Qué buena fe un manifiesto de dignidad y esperanza, Martirio una herida que revela miseria emocional y la falta de amor propio, El Motivo una cachetada de decadencia, y La última grela una rebelión en carne viva.
El disco no busca nostalgia: busca conciencia. Es un puente entre la artista y la mujer que hoy elige cantarse viva, sin condicionamientos ni estereotipos. “En cada tango hay una mujer que se reconoce y que puede elegir seguir atada al pasado o capitalizarlo entendiendo que el ayer no tiene por qué definirnos ni condicionarnos toda la vida”, sostiene la cantante.