
Benjamín Vicuña no ahorró adjetivos y describió,
con voz entrecortada, el agudo conflicto por el que atraviesa con la China
Suárez a raíz de la residencia de sus hijos Magnolia y Amancio. En un anticipo de lo que será su presencia
en el programa Podemos Hablar de
Chilevisión (cuyo contenido completo se verá este viernes
El peso de la distancia se hace sentir en cada
palabra. Magnolia, de 7 años, y
Amancio, de 5, ahora viven en Turquía junto a su madre y su pareja, el
futbolista Mauro Icardi. Para Vicuña, ese mar de kilómetros transformó en su
rutina, en una espera constante y dolorosa: “No es el ideal, pero lo estoy
enfrentando con madurez, con amor hacia mis hijos, intentando creer que es algo
temporal, que luego va a volver todo a la normalidad”, se sinceró ante el
público.
¿Es posible asimilar semejante distancia sin
sentir que algo se desgarra por dentro? El actor no se preocupa porque quede oculto al aclarar que encuentra
injusta la situación que atraviesa, “pero no por mí, por mis hijos; voy tratando
de asimilar, de administrar algo nuevo, algo que no estaba en mi radar, pero es
complicado”. La conversación se torna aún más íntima cuando admite: “Hoy
más que nunca, me gustaría cuidarlos, protegerlos y no hablar de ellos. La
verdad, no es un lindo momento, más allá de decirte que sí los echo mucho de
menos, hablo todos los días con ellos por teléfono”.
La tristeza
irrumpe y se instala: “Es muy triste, es algo que me cuesta asimilar, porque
me parece una decisión muy drástica”, admitió. El vínculo parental, así, se
mantiene quebrado ahora por la distancia y la falta de acuerdos. Respecto de la
relación con la madre de los menores, Vicuña no dudó: “No tengo una relación
fluida con la madre de mis hijos, ya que esto generó una dinámica súper
difícil, cuando dos personas adultas no se ponen de acuerdo, con un tema tan
básico, lógico, como es la residencia, lugar donde viven… No es que tienes un
problemita, es un problema grave”.
¿Qué ocurre cuando no hay entendimiento posible? El actor responde desde la resignación y el
afecto: “Así todo, yo como hombre maduro, grande, termino cediendo que mis
hijos estén con su mamá, creo que tienen que estar con su mamá, porque Eugenia
es una buena mamá. También creo que mis hijos merecen estar con sus
hermanos, en su colegio, en Argentina”.
Sin embargo, un rayo de luz se asoma: el próximo 29 de noviembre, Benjamín Vicuña dejó en claro que podrá celebrar su cumpleaños junto a sus dos hijos. Un reencuentro anhelado, que alivia el tiempo de espera. Entre el dolor de la distancia, la madurez de una nueva relación y los ecos de una timidez superada, Benjamín Vicuña enfrenta “un problema grave”, lejos del ideal soñado, pero aferrado al amor incondicional de un padre.