Tras la publicación de la noticia ayer en BHInfo, el biólogo
de la Universidad Nacional del Sur, e integrante del Proyecto Pampa Austral, Agustín
Álvarez se comunicó gentilmente con la redacción para traer algo de
conocimiento en el tema.
En un primer momento y a raíz del desconocimiento en la
materia, se creyó que se estaba en presencia de un águila Coronada, aunque en
realidad era una de la especie Mora.
Sobre este punto en particular el especialista afirmó que “el
Águila Mora (Geranoaetus melanoleucus) que apareció es un juvenil, se
identifica por ese plumaje jaspeado en tonos marrones, mientras que el adulto
es gris en el dorso y pecho, y blanco en el vientre”.
Continuando con la comparativa, sostuvo que “en el caso del
Águila Coronada (Buteogallus coronatus), el juvenil tiene más predominancia de
partes blancas en el vientre, y el resto del cuerpo tiene tonos pardos y
oscuros. El adulto es enteramente grisáceo. Además, la característica
sobresaliente del Águila Coronada es la presencia de una cresta tanto en el
juvenil y en el adulto, que el Águila Mora nunca tiene”.
De igual forma destacó que “en la provincia están las dos
especies, pero la Mora es frecuente en las sierras y alrededores, y la Coronada
es mucho más rara, al estar en peligro de extinción, pudiendo observarse en los
bosques nativos de Caldén del sudoeste de la provincia”.
Sobre el motivo de que apareciera esta gran ave en pleno
centro, el biólogo mencionó que “las juveniles que nacen en las sierras se
mueven grandes distancias luego de abandonar el nido explorando la región en
busca de alimento y nuevos territorios, pero luego vuelven a la montaña a
reproducirse”.
“En ese período de tiempo en que las águilas juveniles se
dispersan, es frecuente que aparezcan en la zona de Bahía Blanca y zonas
rurales de los alrededores de las sierras de la Ventana. No es algo raro, es un
comportamiento de dispersión normal en las Águilas de nuestro país” agregó.
En otro pasaje de la charla, y sobre si las mascotas
domésticas corrían riesgo, el investigador aclaró que “si bien un águila Mora
podría cazar a un animal del tamaño de un gato o un perro pequeño, sería muy
raro que lo hiciera porque no son sus presas naturales. Es una especie
acostumbrada a cazar Liebres, roedores y aves, y ocasionalmente se aprovecha de
la carroña. Estos animales generalmente prefieren alimentarse de aquellas
especies que conocen y saben cómo cazar”.
Por último, y despejando cualquier tipo de duda, subrayó que
“la presencia de un águila Mora no presenta ningún tipo de peligro o amenaza
para el ser humano, ya sea en la ciudad o en el campo. No es una especie
agresiva, ni tampoco es normal que se acerque a la gente. Lo mejor que se puede
hacer es dejarla seguir su actividad, no molestarla ni acercarse para no
generarle un estrés innecesario al animal, que en este caso, es un juvenil que
puede estar volando decenas de kilómetros en un día en busca de alimento y
nuevos hábitats”.