Fueron varios los llamados al 911 por parte de vecinos, que
en la madrugada fueron despertados por gritos e insultos que provenían de la
calle.
En detalle, la policía pudo constatar la veracidad de los
reclamos y quien era causante de todo el ruido era Lucrecia Saleg, de 38 años,
la cual en estado de ebriedad, lejos de calmarse, se puso peor al arribo de los
uniformados.
Gritando aún más, insultando a los agentes y como si fuese
poco, buscando pegarles, todo esto, con su pequeña hija en brazos.
Tras algunos minutos los efectivos lograron detenerla,
quitándole la criatura y dándole aviso a la justicia de la situación que se
estaba dando.
A raíz de esta situación se determinó que la mujer sea
entregada a su abuela, mientras que Saleg quedó detenida a disposición de la
UFIJ pertinente.