“Una travesti de zona sur se puso un hermoso vestido blanco
y orgullosa caminó hacia un altar imaginario y se casó con el amor de su vida”,
escribió alguna vez Florencia de la V al recordar el día de su boda con Pablo
Goycochea, el 28 de junio de 2011.
Con esas palabras, la artista resumió parte de su lucha y de
su victoria. Desde el primer instante supo que el mundo la miraba con
desconfianza.
Que la sociedad tenía otros planes para ella, que no
coincidían con lo que su corazón dictaba. Nació como Roberto Carlos Trinidad un
2 de marzo en Monte Grande, en un país y en una época donde ser trans no era
una posibilidad, sino una condena.
Pero la suya nunca fue una historia de resignación. A los 50
años, Florencia de la V es el testimonio vivo de que la lucha, la resistencia y
el amor propio pueden derribar cualquier barrera.
A los 50 años, Flor no es solo una estrella del espectáculo.
Es un ícono. Es la niña que soñaba con vestidos y terminó marcando una
diferencia en la historia argentina.
Es la vedette que desafió a un mundo hostil y salió
victoriosa. Es, sobre todo, una mujer que nunca dejó de luchar por ser quien
realmente es.