Por Nicolás Fernández (@nicofernandezrelator)
En un
torneo tan complicado como el Federal “A”, con tantos kilómetros recorridos y
tantos arbitrajes “dudosos” cuando te toca jugar de visitante, es
indispensable, para hacer una buena
campaña, tener una localía fuerte. Es una condición básica. Ningún campeón
del Federal subió a la “B” Nacional sacando menos del 60% de los puntos en su
reducto. Y Villa Mitre hace de esa
cuestión una política de Estado. El
Fortín tricolor ha sido en los últimos años, una auténtica fortaleza para
el equipo bahiense y el sólido sustento de, entre otros logros, los dos
subcampeonatos que alcanzó el elenco dirigido, desde hace seis temporadas, por
Carlos Mungo.
¿Cómo define el diccionario a fortín? Es
una de las obras que se levantan en los atrincheramientos de un ejército para
su mayor defensa. ¿Y qué dice sobre
fortaleza? Fuerza, vigor,
resistencia, robustez, dureza, vitalidad, energía, ánimo, brío, potencia, garra.
Y como el fútbol muchas veces se entrelaza con lo literario, puede que la
definición y ese conjunto de palabras representen en buena parte lo que
significa para Villa Mitre su estadio. Ya
no tanto desde lo sentimental -que también influye, claro-, sino desde lo
estrictamente deportivo y estadístico.
Después de
la última victoria tricolor (3-1
frente a Sol de Mayo), el equipo de Mungo selló, en lo que va del año, su tercer éxito como local en igual cantidad de partidos (antes le ganó a
Santamarina y a Sansinena). Pero eso no es nada al lado de un número que se va engrosando cada vez más: ante equipos que no son de la Liga del Sur
(es decir, sacando a Olimpo, Sansinena y los dos años que jugó Liniers), ¡Villa Mitre ganó 29 de los últimos 32
partidos! Un numerazo, digno de
algún buen equipo tucumano o rosarino de los años 70, 80 o 90, que le hacían
sentir al visitante que estaba pisando tierra minada. 29 victorias y tres empates en los últimos 32 encuentros ante equipos
no bahienses. Y la mayoría de esos partidos -estuve en la cancha en casi
todos- tienen una característica que se repitió consecutivamente: la visita
espera, agazapada en sus dos líneas
de cuatro, y cuando el anfitrión saca
dos goles de diferencia, el resto del tiempo está de sobra. Aún todavía
jugándose la primera fracción.
Sumemos a
los equipos liguistas que enfrentaron al Villa
Mitre de Mungo en Maipú y Necochea: el
de mejor récord -y es una sorpresa porque sólo pudo mantenerse dos años en
la categoría- es Liniers. El “Chivo”
cosechó una victoria (en 2022), un empate y una derrota en El Fortín. El resto está
claramente en desventaja: Olimpo, desde que regresó a la tercera división,
cayó en cuatro oportunidades en la casa tricolor,
más un empate y un solo triunfo (la noche del gol de taco de Braian Guille); y Sansinena nunca le ganó a “La Villa” como visitante en el Federal,
con siete caídas y cuatro igualdades.
Y hasta me generó curiosidad mi récord personal
en El Fortín yendo a relatar los
partidos. Porque,
sinceramente, recuerdo haber narrado
muy pocas derrotas de Villa Mitre. Asisto al estadio tricolor desde 2019, cuando se reencontró con Olimpo en el Federal
“A” y, si los cálculos no me fallan -algún partido me perdí-, relaté 44
encuentros de “La Villa” jugando de
local: 32 fueron triunfos, más nueve empates y ¡sólo perdió tres veces! ¡Tres derrotas en cinco años! (que
fueron cuatro, porque no estuve en un 0-2 con Deportivo Madryn en 2019).
Mungo y varios de los jugadores que llevan mucho tiempo en el club siempre declararon que es un plus jugar en su cancha, que se sienten cómodos jugando con su gente. Y los números lo avalan rotundamente. Porque El Fortín, la fortaleza de Villa Mitre, que es la casa de los propios y -la mayoría de las veces- la pesadilla de los ajenos, le hace honor a su apodo.
Fotos: gentileza Villa Mitre Oficial