Cómo se le explica a dos víctimas, menores de edad, que aún
hoy viven un calvario que los acompañará el resto de su vida, que tres personas
que por más de una década estudiaron para cumplir un rol específico, aseguraron
que les creen, que todas las pruebas son reales, pero que pese a eso, deciden
bajarle la pena a la persona que tanto daño les causó.
Cómo se hace para que una madre que cargará con ese peso
emocional aún crea en la justicia, y además le inculque esta creencia a sus hijos cuando la misma la escuchó atentamente declarar, convalidó cada una de
sus palabras, pero finalmente, en un fallo de 24 hojas, optó por bajar la
condena de un abusador serial que en algunos años estará caminando libremente
por las calles de Bahía, posiblemente, buscando nuevas víctimas.
Doctores Daniela Castaño, Eduardo D´Empaire y Julián Saldias,
¿Cómo se hace?
Ayer en horas del mediodía los tres firmaron sentencia: 16
años de prisión para el militar que abusó sexualmente y en reiteradas ocasiones
de sus hijos, quien además, se comprobó, los fotografió y filmó, y cuando todo
salió a la luz, buscó borrar las pruebas.
La fiscalía había pedido 22 años, las abogadas de la madre
de los chicos 26. La defensa del depravado, de manera irrisoria, una nulidad
que hasta levantó muecas de risa en los jueces. Finalmente, las del papelón
fueron las tres máximas autoridades.
Como el condenado llegó a juicio bajo prisión preventiva,
estos años tras las rejas se computan para la condena. A eso se suma el papel
de buena persona que hace en el pabellón, algún curso educacional que lleve
adelante y ni hablar si finge abrazar alguna religión. Con el cóctel ejecutado
y el speech bien aprendido, de los 16 años quizás necesite cumplir solo 8, para
comenzar a salir transitoriamente.
Los jueces Daniela Castaño, Eduardo D´Empaire y Julián
Saldias, seguramente, siguiendo la lógica de lo que votaron y firmaron, cuando
en algunos años este militar abusador serial de niños salga en libertad, le
deberían dar trabajo como niñero de sus hijos.
Continuando con su razonamiento, el cual plasmaron por
escrito, no tendrían inconvenientes en irse de sus respectivas casas y
confiarle el cuidado de sus criaturas a este hombre. Al final de cuentas, en su
quinto punto del veredicto pusieron: “se contempla como atenuantes la ausencia
de antecedentes penales y el buen concepto”.
Claramente las Doctoras González y Petersen apelarán este
fallo ridículo, y será Casación quien resuelva si este despropósito se
convalida o, por el bien de la sociedad, magistrados con mucho más cerebro y sentido
común, piden que se revise para que una madre y sus hijos puedan creer en una
justicia que hoy les da la espalda.