Vivir en Bahía Blanca tiene cosas buenas y de las otras, como en todas las ciudades. Algunos dirán que el clima es lo peor, hace mucho calor en verano, mucho frío en invierno y el viento es insoportable. Sin embargo, desde hace meses, el estado de las veredas se trasformó en un tema de debate obligado.
Lo que parecía ser una buena noticia a fines de 2022 se transformó en una pesadilla para miles de bahienses. La empresa ABSA comenzó a realizar trabajos de recambio de caños de hierro fundido por nuevos de polietileno de alta densidad, con el objetivo de mejorar el servicio. El objetivo era ambicioso: reemplazar unos 84 mil metros de conductos.
Las obras empezaron principalmente en los barrios San Martín, Pedro Pico, Universitario, Hospital, Kilómetro 5, Pacífico, Villa Mitre y Macrocentro, entre otros. Con el paso del tiempo, más de un año, los vecinos empezaron a ver que las veredas siguen tapadas con tierra, que en las esquinas los caños quedaban peligrosamente en el exterior y que no se ven más cuadrillas ni empleados de la empresa trabajando.
Desde el Municipio se hicieron infinitos reclamos y la respuesta siempre fue la misma: “para poder terminar la obra, previamente se lleva adelante una prueba hidráulica, que garantiza que no haya fugas y el funcionamiento de los materiales. Recién en ese momento se comienza con la reparación de las veredas”
El cambio de Gobierno Municipal y la alineación política con la Provincia, suponía una inmediata respuesta a un problema que ya es insostenible y afecta a miles de vecinos. No pasó.
El Intendente, Federico Susbielles, dijo en su discurso de apertura de sesiones ordinarias que “Bahía sea una ciudad que integre a las personas con discapacidad”. El 3 de diciembre de 2023, confirmó a Mara Recondo como Directora General de Discapacidad y Accesibilidad del Municipio y hace pocos días conformó la Mesa de Salud y Discapacidad. Sin embargo, no se ha escuchado ni leído nada sobre el tema.
Transitar la ciudad y ver el estado en el que están las veredas afectadas por esta obra después de tanto tiempo, nos da una sensación de abandono total. Sin embargo, la percepción visual es lo menos importante. A diario, podemos ver como caminar o simplemente desplazarse en esos lugares, se transforma en una misión muy peligrosa y casi imposible.
Sin dudas los más afectados por esta situación son las personas con discapacidad, que en muchísimos casos directamente tienen que optar por vías alternativas para movilizarse. Pero no son los únicos. Personas mayores o madres y padres que todos los días llevan a sus hijos a guarderías o jardines, hacen maniobras indescriptibles para empujar los cochecitos donde van sus hijos.
A esta altura, pisar una baldosa floja y mancharse la ropa o las zapatillas, parece ser una aventura con mucha fortuna para el protagonista de turno.