La hepatitis vírica es una enfermedad que tranquilamente hoy
por hoy debería haber sido erradicada con vacunas. Pero en lugar de ello, unas
6000 personas por día la contraen en sus distintas variantes, según la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con el fin de darla a conocer, al igual que sus formas de
prevención y tratamiento, la OMS fijó al día de hoy como el Día Mundial de la
Hepatitis, la segunda causa infecciosa de muerte en el mundo.
Esta enfermedad provoca una inflamación del hígado que puede
ser causada por varios factores incluyendo virus, consumo de alcohol, drogas,
fármacos, o por una disfunción del sistema inmunológico. Puede derivar también
en enfermedades más graves como la cirrosis o el cáncer de hígado, dependiendo
de su evolución a una forma crónica o aguda.
Existen distintos tipos de esta patología: la A, B, C, D o
E. El consumo de drogas o alcohol también puede causarla. En otros casos, el
mismo organismo ataca por equivocación células sanas en el hígado y provoca la
enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud había propuesto el
ambicioso objetivo de eliminar la hepatitis C en el mundo para 2030 y ha tomado
múltiples medidas orientadas a ese objetivo, más allá de la dificultad que
representa. El desarrollo de constantes iniciativas de testeo a la comunidad es
uno de los caminos que contribuyen a lograrlo.
La utilización de la inteligencia artificial y las nuevas
herramientas diagnósticas ensayadas por la pandemia de covid-19 permiten un
abaratamiento del diagnóstico que lleva a los especialistas a defender el
coste-efectividad en población general de entre 50 y 85 años para la hepatitis
C no diagnosticada.